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ABC Cultural

Capitán América: barras, estrellas y mamporros

El supercachas justiciero de la factoría Marvel da el salto, triple y casi mortal, del tebeo a la pantalla grande. Que se anden con cuidado los malos, malísimos, de la película

MANUEL DE LA FUENTE

Setentón, muerto y se cuenta que resucitado, se ha pasado unas cuantas décadas repartiendo estopa generosamente contra nazis y demás malos malísimos que crecen (y siguen creciendo) como setas por nuestro planeta. Con ese traje que no se le habría ocurrido ni a los mismísimos ... Thomas Jefferson y George Washington, y ese escudo que ya hubiera querido el Cid, el Capitán América le ha puesto la cara como un mapa a tiranos y tiranuelos a mamporro limpio , que él, más que ninguno, es un superhéroe de carne (sobre todo músculo) y hueso (más bien poco ya crecidito) y sus superpoderes no pasan de ser los de un cachas de gimnasio de barrio, con las gónadas en su sitio, y un chute de energía (no, no era EPO) que le administraron los investigadores de la Reserva Científica Estratégica Norteamericana que se las tendrá que ver no sólo con los nazis sino con su derivación aún más pérfida, Hydra , siete cabezas de maldad a cuyo frente está el malvado malvadísimo Calavera Roja.

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