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Calixto Bieito aborda con furia reflexiva «Peer Gynt»

El teatro Albéniz acoge hoy el estreno en Madrid de su versión del texto de Henrik Ibsen _ Según el director, «esta obra es para los noruegos como el Quijote para nosotros o el Fausto para los

ABC Joel Joan encarna a Peer Gynt en esta producción de Calixto Bieito

El teatro Albéniz acoge hoy el estreno en Madrid de su versión del texto de Henrik Ibsen _ Según el director, «esta obra es para los noruegos como el Quijote para nosotros o el Fausto para los alemanes»

JULIO BRAVO

MADRID. Calixto Bieito llega a su encuentro con la prensa con un brazo en cabestrillo. «Me caí por unas escaleras...», explica. Descartado, por tanto, que haya sido algún actor rencoroso o un espectador vengativo. Y es que rara vez los trabajos de Bieito dejan indiferentes a quienes los ven... y a quienes participan en ellos. Acaba de llegar de Basilea, donde ensaya actualmente una nueva producción de «Don Carlo», para presentar «Peer Gynt», un montaje del teatro Romea barcelonés basado en la obra de Ibsen que llega hoy al Albéniz, dentro del Festival de Otoño.

La producción es un encargo del Festival de Bergen (Noruega), tierra natal de Ibsen, donde se estrenó el pasado verano (con la presencia de 140 fans catalanes de Bieito, que viajaron en un avión fletado expresamente por Focus, la productora, para la ocasión». «Para los noruegos -dice Calixto Bieito-, «Peer Gynt» es como el Quijote para los españoles o el Fausto para los alemanes; es la gran epopeya de aquel país».

Reconoce Bieito que Ibsen le fascina desde hace años. «Tengo incluso -confiesa- un tomo con sus obras completas que me llevé de la biblioteca de la Universidad de Barcelona...» Y se apresura a aclarar. «No fue un acto voluntario. Se me pasó el plazo de devolución, y luego me daba vergüenza, y fue pasando el tiempo... Hasta que me lo quedé». No dudó cuando recibió el encargo, aunque unos días más tarde ya se estaba preguntando dónde se había metido. Viajó a Noruega y releyó la obra hasta descubrir que es «la historia de un hombre que se pasa cincuenta años preguntándose quién es sin saber que la respuesta ha estado siempre delante de él».

Una vez encontrado el tono que quería para el montaje, comenzó el trabajo, que arrancó con la propia traducción al catalán (realizada por Joan Sellent y Anne-Lise Cloetta) para una obra que, según cuenta Bieito, «no fue escrita para teatro». El director cuenta que su montaje ha quedado «como una gran ópera en tres partes: la primera se parece a otros montajes míos, como «Don Giovanni» o «Macbeth», y es más rural; en la segunda hay un estilo totalmente distinto a mis trabajos; y la tercera está tratada de forma surrealista, incluso lírica. Sigo furioso, pero ahora tengo una furia reflexiva».

La obra se ofrece en catalán con sobretítulos. En Bergen se presentó en el mismo idioma. «Lo he hecho en catalán por cuestiones únicamente artísticas, que son naturalmente muy subjetivas; no hay nada de política en la decisión. Para mí, Ibsen suena muy bien en catalán, lo que no quiere decir que suene mal en castellano».

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