«O Apóstolo», el último gran «fiasco» del cine español

¿El responsable de este desastre? Según el director del filme, Fernando Cortizo , la distribuidora Aquelarre Films : «Para el 31 de octubre teníamos firmadas 80 salas en toda España para que se estrenase, y nos encontramos con que, en realidad, solo se lanzó a 25 . Además, con horarios absurdos, en cines alternativos o del extrarradio... En muchas ciudades como Sevilla, San Sebastián o Bilbao no llegó nunca , pese a que nosotros invertimos dinero en promoción. Algo indignante». Aquelarre da la otra versión de la historia, asegurando que las grandes cadenas rechazaron la película ante la competencia de aquel fin de semana , con «Skyfall», «Sinister» y «Lo imposible» al frente, y la existencia de copias solo en digital, y no en 35 mm. , que hubiesen facilitado la difusión. Así, más que difusión, estaríamos ante la defunción de una cinta de calidad y para la que Cortizo ha reclamado, en carta pública emitida hace unos días, una «exhibición justa y en igualdad de condiciones» .

Mientras se arregla o no el culebrón, «O Apóstolo» ya ha ingresado (no por méritos propios sino ajenos a su voluntad) en el triste cajón de los grandes fiascos del cine español . Un rincón de castigo de un club al que nadie le gustaría pertenecer como socio, y que, si ir mucho más lejos, podría inaugurar «El Dorado» (1988), de Carlos Saura , uno de los mayores fiascos de nuestra industria, con mil millones de pesetas de presupuesto, muchos menos ceros en taquilla, y que incluso recibió la humillación de no llevarse ningún premio Goya de los nueve a los que estaba nominado. También pecó de megalomanía «Sabotaje» (2000) , lujosa comedia napoleónica dirigida por los hermanos Ibarretxe (de los que poco más se supo después de esto), con generosidad de extras, vestuario y reparto (con Dominique Pinon y Stephen Fry dentro) y cuyos casi 800 millones de pesetas de presupuesto también sufrieron su particular Waterloo taquillero, quedándose en 350.000 pesetas de botín.

Y es que los filmes históricos sin medida ni mesura suelen tener mucho peligro para el cine español (véanse los casos de « Tirante el Blanco», «Los fantasmas de Goya», «Volavérunt», «La conjura de El Escorial», «Sangre de mayo»... ), aunque en otras ocasiones son los propios proyectos los que se prolongan y enquistan sine die , como la ambiciosa cinta de animación «Donkey Xote» (2007) , que pasó por tantas manos y máquinas de escribir que al final la devoraron los molinos de viento; la famosa y multidesastrosa «Manolete» (2008) ; o «Capitán Trueno» (2011) , que acabó como el Rosario de la Aurora y llamando al cobrador del frac a cobro revertido. Pero pocos casos tan tristes y vergonzosos como el de «Alma sin dueño» (2008) , filme maldito, y fantasma, de Tinieblas González que fue estrenado de tapadillo hace un par de años totalmente profanado y manipulado por los productores, como denunció su director en memorable rueda de prensa . En fin, que a veces hacer cine en España es llorar. Y, otras, verlo.