Premios Oscar 2012: La alfombra roja más desastrosa de los últimos años

“Las princesas ya no se llevan, yo quiero sentirme Jequesa,” le debe de haber dicho Gwyneth a su amigo Tom, cuando le pidió que la vistiera para la ceremonia de los Oscar . ¿Resultado? Un vestido largo de color blanco impoluto, de escote asimétrico y con capa larga a juego incluida. Dos anillos XXL, una muñequera de brillantes (que so Swarovski) Solo le faltaba el turbante. La actriz hasta anunciaba su llegada (como hace la realeza) en Twitter : “I am almost there” ( “Ya casi estoy ahí”, le decía a sus followers ).

El vestido es de la colección ultra secreta que el diseñador presentó hace unos días en su showroom en Londres. El creador americano sigue con la estrategia de prohibir que se hagan fotos de la ropa y no facilitará imágenes hasta dentro de unos meses. Según él, es para evitar que copien sus diseños antes de que salga la producción, pero según otros, es una clara estrategia de marketing, y funciona. Y si cuando salen a la luz las lleva Gwyneth Paltrow en los Oscar , mejor que mejor.

George Clooney (que iba de Armani) y su novia fueron de los primeros en llegar . Todo el mundo estaba asombrado, hasta que vimos que Keibler daba pasos muy cortos porque el largo y el corte de su vestido le impedían andar como una “persona normal”. Claro, hasta llegar a la entrada del teatro, iban a tardar una eternidad, y por eso fueron con tiempo.

Actores previsores, muy bien, que Mister Nespresso estaba nominado, y no se podía perder la gala. Aunque eso sí, si no ganaba el Oscar, ya tenía su propia estatuilla en la mano: su novia, con su vestido dorado mate y en forma de estatua de Oscar. Entre el corte tubo y el color, parecía el propio premio que se entregaba esa noche, inmovilidad de estatua incluida. Solo George Clooney consigue transformar una Gladiadora en una Geisha.

La actriz y la Princesa lucen un físico similar por su pasado y presente en el mundo del deporte, tanto que entre la multitud era difícil distinguirlas. Que Charlene Wittstock sea una ex nadadora olímpica lo sabe todo el mundo. Hoy es Princesa de Mónaco, pero su pasado la persigue. Sus hombros siempre serán los de una nadadora profesional , por mucho que intente adelgazar. Y es que hay rumores de que no está a gusto con ellos, y cómo le sientan los vestidos de noche. Piense lo que piense, y sea verdad o no, estaba radiante en su vestido de Akris blanco .

Todo lo contrario cuando se trata de Cameron Diaz, encantada con su físico de chica surfera californiana, con hombros de las mismas dimensiones que los de la Princesa. Y es que de tanto bracear sobre la tabla de surf, los triceps se musculan . Pero la americana se enfundó en un traje «nude» de Gucci palabra de honor y sacó a relucir su ancha y espléndida espalda y tan contenta.