Albert Espinosa: «El cáncer me hizo entender que la muerte es la vida»
Albert Espinosa firma su última obra en la Feria del Libro de Madrid
-Acaba de publicar «Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo». El título se las trae.
-Lo oí en una conversación de una pareja en un bar. La chica se lo dijo al chico y me ... lo apropié. Los títulos te llegan y ya no puedes hacer nada.
-Es una novela singular.
-Después de «El mundo amarillo», que no es un libro de ficción, tenía ganas de escribir una novela con un personaje femenino fuerte, como es el de la madre de Marcos, el protagonista. Como guionista siempre estás pensando en el presupuesto (esto lo puedo hacer, esto no), y en la novela la libertad es brutal.
- O sea, que la literatura es refugio en la España del tijeretazo.
-Yo he tenido suerte, porque 2010 está siendo para mí un año muy potente y he creado mi primera serie para TV3, de trece capítulos. También me ha ido muy bien con mi anterior libro, «El mundo amarillo», que ha vendido 100.000 ejemplares y se ha traducido a varios idiomas.
-Creo que incluso al coreano...
-¡Sí! Ya es amarillo de verdad, je je. Pero lo importante es que gracias a ese libro descubrí a los lectores. Yo tenía experiencia como guionista y en el teatro como actor, y ahí la gente te saluda, pero te conocen menos. Pero cuando tienes lectores de tus libros la relación con la gente es intensa y brutal. Te envían cuatrocientos o quinientos e-mails al día. Como dice Stephen King, tú escribes en el sitio más bonito de tu casa, ellos lo leen en el rincón más delicioso de la suya y se produce la comunicación perfecta. ¡Así que cuando la gente me para es como si conocieran mi mente o mi esófago!
- Su primer guión, el de «Planta cuarta», lo basó en su propia adolescencia.
-Sí, porque yo viví tres cánceres, de pierna, de pulmón y de hígado, y quizá la lección mejor fue perder el miedo a la muerte, gracias al pacto con los otros chavales del hospital de que teníamos que vivir la vida de los que morían.
-Como un gato.
-Casi. Tengo que vivir 3,7 vidas más la mía propia. En total 4,7.
-Y ahora da charlas a médicos.
-Me lo pidieron una vez y ahora las doy con frecuencia, a veces a médicos y otras a enfermeras. Es muy chulo. Les digo que lo primero que necesita el enfermo son las caricias y los abrazos. Es penoso que en el hospital echen a los familiares cuando viene el médico. Quiero que entiendan que la implicación emocional es importante, y lo entienden muy bien.
- Dice que la enfermedad le hizo perder el miedo a la muerte.
-Una vez les dijeron a mis padres que ya no me daban más quimio, y que nos fuéramos a pasar mis últimos días a Fuerteventura. ¡Menos mal que ellos son unos luchadores! Pero muere tanta gente que te aprecia en ese proceso de la enfermedad, que al final nunca piensas a largo plazo. Yo creo que la muerte es la vida. Yo tengo la vida de mis amigos y creo que cuando muera daré vida a otra gente. Me he hecho al «carpe diem», me gusta esa sensación de aprovechar el momento.
-Estaba trabajando en el guión de «Planta quinta», continuación de su gran éxito con Mercero. ¿Lo ha aparcado?
-Ha habido un problema, y es que Suiza ha comprado los derechos para hacer un «remake» de «Planta cuarta» que se va a estrenar este verano. Lo ha comprado la Disney americana, con lo cual la estrenan para todo el mundo. Y nos pusieron la condición de que no hiciésemos la segunda parte. «Planta quinta» se hará, pero siempre quise que fuera con Mercero, y no poder trabajar con él hace que el proyecto sea mucho menos interesante para mí.
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