Cope, la historia de un milagro contado como un thriller
Elsa González narra en ‘La radio de las estrellas’ la apasionante trayectoria de la emisora durante cuatro décadas
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Discusiones que casi acaban a tiros, profesionales que se negaban a respetar los horarios, fichajes multimillonarios e intrigas varias componen el menú de ‘ Cadena Cope. La radio de las estrellas ’. Su autora, Elsa González , presume de no haber sufrido la menor ... censura para escribir su libro, que en cierto modo ve como «un thriller». Profesional de larga trayectoria y ex presidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España, sabe hacer ameno el relato y, sin quedarse atrapada en las anécdotas, cuenta el «milagro» que hizo posible que «un grupo de emisoras sin dinero, reinos de taifas con las arcas vacías y condenadas a morir, despegaran en los años 80 y se convirtieran en un buque radiofónico».
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En estos 40 años, la emisora ha marcado tendencias, ha creado géneros, como las tertulias y los ‘programas río’ y ha liderado audiencias gracias al liderazgo de periodistas carismáticos capaces de lo mejor y de lo peor. «La Cope es un medio vivo, con una identidad singular, que siempre se ha debatido entre los principios que la guían y esa vorágine empresarial que es difícil de conciliar. Ese ha sido el gran dilema, pero a la vez se ha mostrado siempre viva ante la ciudadanía y con gran independencia», asegura la autora.
Del Olmo, Encarna y Gago
La historia de la Cope se erige sobre dos pilares, Luis del Olmo y Encarna Sánchez, pero su arquitecto es menos conocido. José Luis Gago, un fraile dominico que tiene la visión de aunar numerosas emisoras dispersas. Gago es capaz de poner una vela a Dios y otra al mercado. Su primer milagro es contratar en 1982 a Luis del Olmo, «que en Radio Nacional de España se sentía un poco constreñido», y llevarlo a «una cadena que en Madrid prácticamente no se escuchaba, que no tenía emisoras en Cataluña y que en el resto de España sufría una situación lamentable». El siguiente eslabón es Encarna Sánchez, un año después Gago no era muy proclive, pero «se revela inmediatamente como una estrella».
El libro nace de una tesis escrita hace un cuarto de siglo y es el fruto de una labor de documentación exhaustiva. «Ha sido un palizón de cuidado», resume su autora. Un momento crítico es la fuga en 1985 de Eugenio Galdón, director general que se va con el mismo puesto a la Ser, «con todos los secretos de la empresa». «Es un thriller», insiste Elsa González.
La periodista logra que todos los protagonistas le expliquen los entresijos de la casa «con mucha sinceridad». Ella publica incluso los sueldos astronómicos de muchos de ellos y algunos de sus trapos menos limpios. La autora cita la frase de San Juan que figura en el frontispicio de la Cope, «La verdad os hará libres». «Aquí han triunfado la verdad y la independencia, con todas sus polémicas y sombras. El libro es fiel a lo que ha sido y es la Cope, valiente, libre y en busca de la verdad».
Elsa González con su libro ‘La radio de las estrellas’
Elsa comparte algo con sus protagonistas: «Yo venía de la Ser y cuando me incorporo me sorprende el grado de independencia y de libertad. Las propias estrellas manifiestan su sorpresa por esa ausencia de control de los contenidos. Luego, sí hay una línea de los programas específicos socio-religiosos, pero Gago es pionero en crear unos espacios avanzadísimos, con temas como la ecología, la inmigración, la mujer…».
El equilibrio no siempre ha sido perfecto, admite: «Los debates han sido constantes y hay ciclos. Cuando las cosas están asentadas y no hay peligro de continuidad, se recupera la línea editorial, que es generalista, porque no es una emisora religiosa. Cuando las cosas van mal, priman los grandes comunicadores con su marca, que a veces casi supera a la de la emisora».
González repasa algunas personalidades: «Encarna es una persona polémica, con un grado de populismo elevado. Antonio Herrero es impulsivo. Jiménez Losantos genera polémicas y enfrentamientos. Carlos Herrera muestra un grado de influencia social y política enorme. José María García irradia creatividad y fortaleza, impacta. Ahora, Paco González y Manolo Lama son personas con una personalidad potente. Eso es lo que les permite elevarse como estrellas. No es fácil. A veces no es la persona más culta ni tiene la mejor voz, mira la de García, pero tienen un atractivo y enganchan».
Otra cosa son sus rebeldías y la lucha entre egos gigantescos: «Es un corral con varios gallos. Ahí tenemos a Encarna , cuando José María García invade un programa, que estaba pactado, pero la etapa ciclista es de montaña y dura 20 minutos más. Ella toma el micro, saluda y se despide diciendo algo así: ‘Y ahora José María García y su equipo continúan con las bicicletas’. Y corta. ¡Con qué fortaleza y grado de descaro o valentía actúan! Es algo muy característico. García estuvo de pronto varios días sin presentarse porque había pedido la dimisión del director general y del presidente de la cadena. Efectivamente, el director general sale. Y luego estaba Antonio Herrero, que compartía programa con Carlos Herrera y casi no le dejaba tiempo. Carlos entraba todas las mañanas y decía: ‘Son las diez y Herrero’».
Pero nada como la pelea entre Emilio Romero, Carlos Carninero y Juan Roldán, en el que asoma la pistola del escolta del primero: «Eso fue tremendo, en ‘La linterna’. Fue muy duro y la dirección actuó con una firmeza enorme para imponer una actuación ética. Ahí la actuación empresarial fue muy valiente, en defensa de la corrección».
¿ Le gustó la serie ‘Reyes de la noche’ ? «Me pareció poco seria y rigurosa, aunque muchas de las anécdotas que narra son ciertas. Pero la realidad se confunde con la ficción. Es verdad que García llega y coge el mejor despacho sin preguntar. Pero ridiculiza las situaciones. Podría haber sido una serie hasta con suspense, sumamente entretenida y a la vez profunda».
Elsa González se despide con una frase de José Luis Gago , que explica en parte los milagros que han hecho posible la historia de Cope: «Estoy convencido que el Espíritu Santo tiene un despacho en Alfonso XI, número 4». Y entre las estrellas actuales, ensalza a Carlos Herrera, «una persona que esta casa siempre ha considerado suya, que la dirección y los trabajadores han sentido como un compañero, aunque ha estado en televisión y en otras emisoras».
«Y no solo están las estrellas», destaca. «Hay mucha más gente detrás del micrófono, desde los directivos a la administración o los comerciales, gente que levanta cada día la emisora. Las estrellas llegan y se van, pero hay un personal solvente que permanece y no está ni tan bien pagado ni considerado, pero es la gente de la casa». «Es una historia que merecía ser contada, con luces, sombras, dificultades, pero de una gran empresa», remata Elsa Gonzalez.