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Votar con bilis

El PSOE se ha convertido en una camada de temerosos de un temerario

Odio y chirigota (23/5/23)

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Manuel Marín

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Te dirán que el derrumbe del PSOE es consecuencia de un electorado afectado por decisiones recientes, defraudado por el corto plazo. Los violadores libres, las listas de etarras, la pifia de la vivienda, Tito Berni o los ejercicios de caciquismo en sepia con la ... compra de votos. Te lo dirán y repetirán, y oirás que vuelve el fascismo. Pero no es cierto. El malestar, el hartazgo y la visceralidad en el rechazo al sanchismo se han acumulado como la grasa en el tejido adiposo. Se ha castigado un modo de gobernar, una falacia sistémica, una apropiación institucional masiva y una merma a la democracia. Se ha penalizado la erosión de un modelo que nada tiene que ver con la socialdemocracia, y se ha azotado una coalición con Podemos, convertido en una parodia grotesca de sí mismo. Se ha castigado la cancelación del PSOE por el propio PSOE, se ha dado escarmiento a las alianzas con odiadores, y los indultos, y la derogación de la sedición, y los chiquitos con Otegi, y los vídeos de petanca, y los cadáveres en el palacio de hielo, y tantas burlas... No es verdad que todo sea culpa de Rusia, sino de la transformación del PSOE en un no partido, en una negación histórica de sí mismo. Su conversión sumisa en una camada de temerosos de un temerario porque el PSOE es el rostro de una dictadura del miedo. Se han sancionado la soberbia, el adanismo, las reformas constitucionales por la gatera, los decretos a martillazos, y se ha rechazado este zapaterismo 3.0 de progresismo multicolor.

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