Suscribete a
ABC Premium

Mar de fondo

La última mentira

En Moncloa reaccionaban para tratar de ganar el debate perdido la noche anterior... con el argumento del fraude

Sánchez-Feijóo: pulso clave (4/7/2023)

La España del 'no es no' (27/6/2023)

Teodoro León Gross

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Horas después del debate, asumida la derrota a golpe de frotarse los ojos y ver que incluso en 'El País' lo declaraban perdedor, la maquinaria del sanchismo se puso ayer a construir su última gran mentira: sentenciar que Feijóo no había ganado, puesto que ... había hecho trampas. Actuando como un Comité de Competición que retira un título deportivo, montaban así su último relato con la hechura recurrente del victimismo populista: Sánchez había acudido a debatir de buena fe pero, después de tantas operaciones desleales de la derecha económica y mediática, había padecido un acoso marrullero de Feijóo para ejecutarlo en directo. Su gente percutía en Twitter esos mantras: ¡manipulación! ¡mentiras! ¡fraude! Las 'cheerleaders' de ambos sexos del sanchismo enjugaban los pañuelos para volver a la barricada de las redes a tratar de imponer el relato en las cámaras de eco. Lo sucedido en el debate fue una lección que quedará para los manuales. Sánchez había pedido hasta seis cara a cara con la arrogancia presuntuosa de su aplastante superioridad, engañado por el espejismo del Senado donde jugaba con reglas a su medida, y se quedó sin resuello en el primer asalto, buscando oxígeno en las cuerdas como Ali con Evangelista aquel día en Landover. El pecado de soberbia quedó en evidencia en dos minutos, con temblor de manos mientras ese aldeano sexagenario con errores disléxicos le pasaba por encima y además sonriendo. Feijóo había sabido esperarlo, con paciencia de viejo lobo, y no aflojó en todo el debate. Pocos cara a cara, quizá ninguno, se han saldado con tanta diferencia. Al salir sus asesores le pedían a Sánchez lo de la Pantoja –«dientes, dientes, dientes»– pero la sonrisa de Sánchez no pasaba el examen de su lenguaje corporal. Horas después, al comprobar que apenas dos digitales ultracafeteros eran condescendientes, dictaban desde Moncloa el nuevo argumentario contra Feijóo: lo suyo no había sido una victoria sino un fraude.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia