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mar de fondo

El presidente se cobra su inversión en Cataluña

Sánchez no ha reconciliado a nadie, pero sí hay que reconocerle su estrategia certera

La brecha de Gibraltar… y la foto de Sánchez

El gran bulo del Rey del Fango

Teodoro León Gross

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Contra la tesis extendida para explicar el éxito electoral de los socialistas en Cataluña, Sánchez no ha acabado con el 'procés'. La espiral procesista de 2017 ya estaba liquidada desde la fuga de Puigdemont a Waterloo y de otros líderes huyendo de las condenas ... en el Supremo a los demás cabecillas. Todo se redujo a la proclamación delirante de la república catalana durante unos segundos fatales y ridículos; y después alguna explosión de furia en las calles. Sánchez lo que sí ha sabido es convertir los restos de todo aquello en un gran capital político. Ha regado al nacionalismo soberanista con los indultos, les ha reescrito a la carta el Código Penal, les ha diseñado una amnistía 'ad hoc' contra la doctrina de la Comisión de Venecia, les ha rebajado la deuda con la promesa de inversiones colosales y les ha otorgado la pompa de una escenificación bilateral. Y ahora, con Illa, se ha cobrado toda esa inversión de los últimos años allí.

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