MAR DE FONDO
Otra 'fatwa' delirante del sanchismo
Mentir impúdicamente no sólo es gratis, sino a menudo eficiente
Milonga del otoño caliente
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Iniciar sesiónUn concierto es un concierto es un concierto… parafraseando a Gertrude Stein en la consagración de lo obvio. Y el precio pagado en Cataluña para investir al candidato socialista es un concierto. Las cosas sencillamente son como son, como la rosa de Stein. Por demás, ... como advertía Shakespeare en Romeo y Julieta, «la rosa no dejaría de ser rosa, y de esparcir su aroma, aunque se llamase de otro modo». Y el concierto catalán no va a dejar de ser un concierto, y de esparcir su hedor, aunque se le llame de otro modo. Pero el Gobierno, siempre obsesionado con el control del relato, ha dictado una primera fatwa al partido, a la espera de uniformar a todo el PSOE bajo un pensamiento único en el próximo Congreso de noviembre: «El concierto no es un concierto». Marisú Montero, la clériga de Hacienda, dio forma a la 'fatwa' desde el púlpito. Confían, en plan Groucho, que su electorado esté más dispuesto a creerles a ellos antes que a sus propios ojos.
En estos casos conviene aplicar aquel célebre 'Test del pato' que tanto se usó en la caza de brujas de Estados Unidos para señalar a los comunistas: «Si parece un pato, nada como un pato, vuela como un pato y grazna como un pato, probablemente sea un pato». Pues eso. «Si parece un concierto, se negocia como un concierto y se firma como un concierto, probablemente sea un concierto». O no, probablemente no, sino con seguridad. Es lo que Borrell, poco sospechoso de servir a los intereses de la derecha, reprochó a los suyos: «es un concierto». Negar lo obvio solía ser ridículo, pero en algún punto, sobre todo con el eco barato de las redes sociales, dejó de ser así. Y es lo que esa 'fatwa' dictada por la dirección de Moncloa-Ferraz se propone precisamente, con la certeza de que el relato tiene más pegada que el dato, repetido mil veces: el concierto no es un concierto, no, no, no...
Hoy Montero volverá a colocar la 'fatwa' en el Senado, con el brío estupefaciente de quien cree que los decibelios de sus gritos y los 'newtons' de sus aspavientos son unidades de medidas de la razón. Con naturalidad, negará lo obvio: están rompiendo el régimen común y forzando un cambio de modelo sin pasar por el Congreso, sin hablar con otros partidos y excluyendo a las demás comunidades, como pago a un partido independentista a cambio de una investidura. Pero la verdad ya no es un requisito. En Moncloa-Ferraz están persuadidos de que pueden volver a ganar la batalla del relato, sin temor a la desconexión total de la realidad, como ya sucedió con la amnistía, presentada como solución al conflicto de Cataluña en lugar del precio pagado a Puigdemont para retener el poder. De ahí que su portavoz Peña, en otra tarde de gloria, haya comparado este nuevo pacto con unas ayudas a Cuenca, Soria y Teruel contra la despoblación. Tal cual, ¡Cuenca, Soria y Teruel! Pero mentir impúdicamente no sólo es gratis, sino a menudo eficiente. Eso sí, un concierto es un concierto es un concierto…
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