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mar de fondo

El espectáculo más impúdico

No se trata de un calentón tabernario sino de un cálculo frío

El presidente se cobra su inversión en Cataluña

La brecha de Gibraltar… y la foto de Sánchez

Teodoro León Gross

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Una vez más, Pedro Sánchez ha sabido maniobrar en el punto exacto para llegar a una campaña electoral con el tablero a favor. Hoy nadie se atrevería no ya a poner la mano en el fuego contra él, sino a hacer un pronóstico. Y este ... miércoles, en el Congreso, a veinticuatro horas de la campaña, se ha montado un mitin a su medida, jugando en casa con un arbitraje tipo Negreira. Casualmente veinticuatro horas antes, como ya sucedió con el novio de Ayuso en víspera de la Junta de Fiscales, se ha filtrado también en 'El País' un informe de la UCO exculpando a Begoña Gómez que el presidente enamorado esgrimirá como si fuesen las tablas de la ley bajadas del Monte Sinaí. Hoy toca, en fin, una 'performance' de aúpa en San Jerónimo. Y Sánchez es un artista del género, el Marina Abramovic de la política, sin pudor para presentarse como víctima de la máquina del fango, centinela de la democracia ante el asalto de la ultraderecha y el estadista capaz de resolver no ya Gibraltar, que se le queda corto, sino Oriente Medio.

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