COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL

Tardes de soledad

Mientras el Ministerio de Cultura ha suprimido el Premio Nacional de Tauromaquia, el Festival de Cine de San Sebastián ha premiado 'Tardes de soledad', un documental sobre un torero

EL mundo se derrumba cada vez que Ingrid Bergman y Humphrey Bogart se enamoran en 'Casablanca', porque todo en la vida es cine —que cantaba Luis Eduardo Aute— pero la realidad supera, siempre, a la ficción. La Concha de Oro del Festival de Cine de ... San Sebastián, ha ido a parar a un documental —no pierda esto de vista— que aborda los estados mentales y espirituales que un torero experimenta en el ruedo. Una película sobre la tauromaquia, premiada en la misma edición en la que Almodóvar —el más claro ejemplo de que cualquier tiempo pasado fue mejor— ha recibido el premio Donostia, cuarenta y cuatro años después de que acudiese al festival con su 'Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón'. Cuarenta y cuatro años en los que el mundo ha estado girando en una dirección mientras la gente lo ha estado haciendo en la contraria. «El paso del tiempo con el cine es muy cruel», ha dicho Almodóvar; tan cruel que muchas de sus películas de ayer, hoy no tendrían cabida, no ya en las salas de cine, sino en la mentalidad de los españoles. En estos días he vuelto a Almodóvar, a 'Todo sobre mi madre', 'Laberinto de pasiones', 'La ley del deseo'… para llegar a la conclusión de que nosotros, los de entonces, éramos mucho más modernos, más abiertos de mente y más tolerantes de lo que somos ahora. No es cuestión de edad, no se equivoque. Hasta el propio cineasta ha envejecido tanto que su transgresión no va más allá de llamar «guapo» a Pedro Sánchez y de hacer películas que parecen el Nodo oficial de los gobiernos socialistas.

Almodóvar dice que a Sánchez lo llaman guapo en Europa y en Estados Unidos, como si eso fuese algo digno de destacar en un político, y le tira los tejos en público: «Hay muchas cosas que pedirle a Pedro Sánchez …a nivel físico también». El diputado socialista de la Asamblea de Madrid, Juan José Marcano, dice que «con lo bueno que está el presidente del Gobierno, no me extraña que sientan esa envidia tan asquerosa»; unas declaraciones que habría que poner en cuarentena —o en un juzgado—, si en vez de Pedro fuese Petra a la que llamasen guapa y estuviese tan buena.

Alvise Pérez admite que cobró cien mil euros en negro y sugiere a los españoles que hagan lo mismo porque «¿quién de ustedes no ha hecho pequeños sacrificios de moral?», «todo impuesto que no podáis pagar, no lo paguéis». Se acabó la fiesta habría sido un gran título para una película de Almodóvar si el director manchego hubiese seguido haciendo cine y no publirreportajes. Pero ya sabe usted que la realidad siempre, siempre, supera a la ficción.

Y que mientras el mundo se derrumba, mientras el Ministerio de Cultura ha suprimido el Premio Nacional de Tauromaquia, mientras continúa el eterno debate antiaurino en este país, y mientras en Cataluña están prohibidas las corridas de toros, el Festival de Cine de San Sebastián ha premiado 'Tardes de soledad', un documental sobre un torero. Eso sí que es transgresión.

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