COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL
El sur también existe
Hay veces que la gota colma el vaso y sobrevuelan las sombras de los típicos tópicos que han lastrado siempre a nuestra comunidad
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Iniciar sesiónAquí abajo, abajo, que diría Benedetti estamos más que acostumbrados a que vengan los del norte a decirnos que somos lo peor, los más indolentes y vagos del mapa mudo español. La mayor parte de las veces nos da igual, porque los de sur sabemos ... mejor que nadie que el Sur también existe y que Andalucía es, actualmente, la comunidad con más autónomos de España y la que crea empleos a mejor ritmo, la que tiene la tasa más baja de absentismo laboral y la que ostenta el porcentaje más alto en las notas de Selectividad, por poner solo unos cuantos ejemplos. Pero hay veces que la gota –insignificante, por cierto, en este caso- colma el vaso y sobrevuelan las sombras de los típicos tópicos que han lastrado siempre a nuestra comunidad. Lo de Yolanda Díaz en las últimas semanas no es nada nuevo, claro; ya en 2008 Ana Mato dijo que los «niños andaluces son prácticamente analfabetos» y en 2011 que muchos alumnos andaluces se sentaban en el suelo porque en las aulas no había mesas ni sillas. Esperanza Aguirre pensaba que por aquí vivíamos solo de los subsidios del gobierno socialista que nos daba «pitas, pitas, pitas» e Isabel García Tejerina, en 2018, afirmaba que «lo que sabe un niño de 10 años en Andalucía es lo que sabe un niño de ocho en Castilla y León». Cristina Cifuentes decía que los madrileños pagaban la sanidad y la educación de los andaluces, Rafael Hernando nos comparaba con Etiopía, Albert Rivera quería enseñarnos a pescar en 2015 y Joan Puigcercós afirmaba que «en Andalucía no paga impuestos ni Dios».
Nada sorprendente, por tanto, lo de la eternamente Yolanda, más allá de que con sus declaraciones, -de aquí para arriba Europa, de aquí para abajo, otra cosa- ella sigue a lo suyo: a restar, en vez de a «Sumar». La humillación y el desprecio más absoluto de la ministra de Trabajo hacia Andalucía no está solo en sus palabras sino en la manera de escurrir el bulto negando, encima, que dijo lo que dijo. Que Europa acaba en Despeñaperros y que hay testigos que la escucharon. Ni una disculpa, ni una rectificación, ni siquiera una matización en sus declaraciones. Nada, que ella no dijo eso y que el que quiera, que lo demuestre porque, aunque los responsables de Empleo de Madrid, Extremadura, Murcia y Andalucía que asistieron a la Conferencia Sectorial de Empleo corroboran que la ministra sí hizo las polémicas declaraciones, Yolanda Díaz sigue en sus trece, negando sus propias palabras.
Esto sí puede que sea nuevo. Lo de tirar la piedra y esconder la mano se les da bastante bien al Gobierno de Pedro Sánchez y a sus socios, pero esta vez nos ha cogido resabiados y hartos de ser siempre la excusa para que los políticos tengan algo que echarse en cara. Que no solo se ofenden los vascos y los catalanes, oigan, y que andaluces somos casi el dieciocho por ciento del total de la población española, de los que votan. Que no digan luego que no están avisados.
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