COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL
Sumar es dividir
La historia, esa que siempre se repite, también nos ha contado que lo de «divide y vencerás» no era cosa solo de los romanos, que por este camino ya hemos pasado
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Iniciar sesiónTerminaba su discurso Meryl Strepp en el teatro Campoamor, tras recibir el premio Princesa de Asturias de las Artes, citando a Martirio, la hija más mala de Bernarda Alba —y de García Lorca— en aquella escena que dice «Las cosas se repiten, la historia se ... repite». Siempre se repite, de eso no hay ninguna duda; basta con mirar hacia atrás para comprobar que, por este trayecto ya hemos pasado una, cien, mil veces y, aun así, no hemos aprendido nada. Seguimos dando vueltas y vueltas sobre la misma piedra en la que tropezamos una y otra vez. Lo recordaba también el Rey en su discurso en Oviedo, «son muchos nuestros problemas y las soluciones llegarán, como siempre ha sucedido y demuestra la historia de España, de la unidad, nunca de la división».
La historia, esa que siempre se repite, está llena de paradojas y de contradicciones. Y casi siempre son las mismas, hijas todas ellas de la necedad y de la estupidez humana. Usted lo sabe tan bien como yo, sin gobierno y sin perspectivas de una investidura seria, el partido que venía a «sumar» ha puesto sobre la mesa las tablas de dividir y quiere que todos las aprendamos. Los tres meses que han pasado desde las elecciones generales son han servido para que el partido de Pedro Sánchez y sus aliados —que tampoco lo son tanto— escenifiquen, día tras día, sus diferencias. Que si la amnistía, que si el referéndum de autodeterminación, que si Irene Montero se queda, que si las sanciones a las empresas que suban los precios, que si Palestina o Israel, que si son mis muertos o son los tuyos,
La historia, esa que siempre se repite, ya nos ha contado lo que pasa cuando los gobernantes quieren servir a dos señores a la vez, a los votantes y a sus supuestos socios de gobierno. En ese dilema está Pedro Sánchez, que ya no sabe si mirar a su izquierda o a su ombligo y que se encuentra en una situación muy difícil para su investidura. Sus socios —que tampoco lo son tanto— han aprovechado para escribir la carta de los Reyes Magos por adelantado; la derecha espera pacientemente a la puerta de su casa, porque sabe que el cadáver de su enemigo está al pasar, y Yolanda —eternamente— ya no sabe cómo ponerse para que se vea, aún más, que está de perfil, y que solo dice tonterías: «condenamos a todas las víctimas vengan de donde vengan», le contestó a su beligerante amiga Ione, sin darse cuenta de que a las víctimas lo que menos les hace falta es que, encima, las condenen. Así estamos, y así estaremos hasta que a Puigdemont, —que no tiene ningún cargo en el organigrama de Junts pero es el que dirige la orquesta— le dé la gana.
Porque la historia, esa que siempre se repite, también nos ha contado que lo de «divide y vencerás» no era cosa solo de los romanos, que por este camino ya hemos pasado. Puigdemont lo sabe, pero nosotros también.
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