COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL
Modo goblin
El modo globin es una dejadez calculada, un sobrevivir siguiendo la ley del mínimo esfuerzo que se corresponde con un desencanto generalizado
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Iniciar sesiónEl mundo se derrumba y el diccionario Oxford nos dice que la palabra de este año, que ya va enfilando la última vuelta, son más bien dos: 'modo globin'. Dicho así no nos dice nada, pero teniendo en cuenta que las palabras elegidas por la ... entidad británica, en los dos últimos años, fueron 'coronavirus' y 'vacuna', estará usted de acuerdo conmigo en que no hacemos más que mejorar en este viaje de reconocimiento hacia la estupidez definitiva. Porque el modo globin no es solo un estado de ánimo, sino prácticamente un estado de sitio que se define como autoindulgente, perezoso, desaliñado, holgazán, avaricioso, dejado, que rechaza las normas sociales, que pasa de todo. Hay quien lo llama 'modo duende' por aquello de las traducciones viciadas y porque, en el fondo, el globin es un monstruito travieso que aparece en todas las culturas europeas –desde el trasgu asturiano al kobold alemán– y en toda la literatura con aspiraciones más o menos épicas.
Pero la cuestión es que, según los expertos, la elección de la palabra no va de travesuras ni de descarrilamientos puntuales, sino que habla de los tiempos que vivimos. El modo globin es una dejadez calculada, un sobrevivir siguiendo la ley del mínimo esfuerzo que se corresponde con un desencanto generalizado y con una desconfianza absoluta en las normas del mundo actual. Tanto va el cántaro a la fuente que termina por abandonarse al sofá y a la manta dejando que pasen los días, unos detrás de otro a ver si amanece, que no es poco. Y tampoco es lo peor, que ya sabe que no hay situación que no pueda empeorar; como finalista quedó 'quiet quitting' –que traducido resulta 'renuncia silenciosa'–que va alineado con el globin, es decir, de gente que renuncia o que simplemente se queda como está, como el guerrero del Antifaz, sin reír, sin mover, sin hablar.
Y esto sí que es preocupante. Más allá de las palabras, lo que el globin esconde es un descontento generalizado que, en vez de producir una reacción está produciendo una inacción en gran parte de la ciudadanía. Nos estamos replegando, nos estamos rindiendo. Cansados de espectáculos bochornosos –lo del Congreso de los Diputados sí que no tiene nombre–, cansados de escándalos, de corrupción, de intentos de dinamitar nuestro estado democrático, entiendo que la gente esté por la labor de taparse la cabeza hasta que pase el temporal, si es que pasa.
Aún nos queda por saber la palabra española que definirá a este 2022 y que la Fundéu desvelará en pocos días. Entre las candidatas están 'diversidad', 'inflación', 'ecocidio', 'gasoducto' o 'sexdopaje', pero también 'apocalipsis', algo que me reconforta. No por el apocalipsis en sí, entiéndame, sino porque en nuestro país aún no hemos tirado la toalla. Queda mucho partido todavía y el año que viene es un año electoral.
Así que dejemos lo del globin mode a un lado y centrémonos en lo importante. La única manera de cambiar las cosas es actuando, no quedándonos en el sofá, por muy bien que se esté.
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