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COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL

Nosotros, los marcianos

¿Qué más da que a estas alturas nadie sepa quién y cómo va a gobernar este país? ¿Qué más dará que el clima de incertidumbre política registre las temperaturas más altas conocidas?

Yolanda Vallejo

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SI hay algo que me revienta, y mucho, es soltar, o que me suelten, un «te lo dije» a toro pasado; sobre todo, cuando lo que te dije, o me dijiste, se veía venir. Y no es que me encante siempre que los planes salgan ... bien, que diría Hannibal el del Equipo A, pero en ocasiones no hay más remedio que decirlo, y la semana pasada ya le dije que, tras las elecciones, sí que sí empezaba el verano definitivamente. Que se lo digan a Pedro Sánchez, el superviviente, el hombre puro y «limpio», el honesto, al que tiempo le ha faltado para coger el Falcon –ya se sabe que él lo coge habitualmente para apoyar a Ucrania, no sea usted mal pensado- y plantarse en Lanzarote para iniciar sus más que merecidas vacaciones. Porque ¿Qué más da que a estas alturas nadie sepa quién y cómo va a gobernar este país? ¿Qué más dará que el clima de incertidumbre política registre las temperaturas más altas conocidas? ¿A quién le importa si los pactos se hacen desde La Mareta cuando calienta el sol, aquí en la playa? ¿Qué importancia tiene que nuestro futuro dependa de un separatista confeso como Puigdemont, -al que usted y yo, y el resto de los españoles le importan poco-, que lleva años fugado de la justicia española, desde que se fugó en un maletero dejando a los suyos en la estacada? ¿Quién tiene los arrestos de decirle a Sánchez que deje de reírse de nosotros?

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