COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL
Nosotros, los marcianos
¿Qué más da que a estas alturas nadie sepa quién y cómo va a gobernar este país? ¿Qué más dará que el clima de incertidumbre política registre las temperaturas más altas conocidas?
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Iniciar sesiónSI hay algo que me revienta, y mucho, es soltar, o que me suelten, un «te lo dije» a toro pasado; sobre todo, cuando lo que te dije, o me dijiste, se veía venir. Y no es que me encante siempre que los planes salgan ... bien, que diría Hannibal el del Equipo A, pero en ocasiones no hay más remedio que decirlo, y la semana pasada ya le dije que, tras las elecciones, sí que sí empezaba el verano definitivamente. Que se lo digan a Pedro Sánchez, el superviviente, el hombre puro y «limpio», el honesto, al que tiempo le ha faltado para coger el Falcon –ya se sabe que él lo coge habitualmente para apoyar a Ucrania, no sea usted mal pensado- y plantarse en Lanzarote para iniciar sus más que merecidas vacaciones. Porque ¿Qué más da que a estas alturas nadie sepa quién y cómo va a gobernar este país? ¿Qué más dará que el clima de incertidumbre política registre las temperaturas más altas conocidas? ¿A quién le importa si los pactos se hacen desde La Mareta cuando calienta el sol, aquí en la playa? ¿Qué importancia tiene que nuestro futuro dependa de un separatista confeso como Puigdemont, -al que usted y yo, y el resto de los españoles le importan poco-, que lleva años fugado de la justicia española, desde que se fugó en un maletero dejando a los suyos en la estacada? ¿Quién tiene los arrestos de decirle a Sánchez que deje de reírse de nosotros?
No son preguntas retóricas, usted lo sabe, aunque no tengan respuesta. Porque, una vez más, Pedro Sánchez ha sobrevivido a Pedro Sánchez, y no solo ha sobrevivido, sino que ha conseguido, en su delirio, lo que no había conseguido nadie hasta el momento: echar a pelear a una derecha que, por principios, no presentaba grietas ni desperfectos visibles. Que en todas partes cuecen habas, dice Sánchez, y que la fragmentación no es solo un mal siniestro, sino que pasa hasta en las mejores familias.
Y mientras el PP de Feijóo sigue buscando dónde estuvo el error «sin solución, fuiste tú el culpable, o lo fui yo», y el PP de Juanma Moreno intenta calmar los ánimos haciendo autocrítica desde la moderación y la cordura, para el presidente en funciones ha llegado el verano. Hasta el próximo 16 de agosto, Sánchez disfrutará de un merecidísimo descanso –paga España- en La Mareta, con sus tres piscinas y su acceso directo y privado a la playa, su pista de tenis, su gimnasio, su cancha de baloncesto y su jardín de diez mil metros cuadrados. Se lo merece –está convencido- por haber ganado pese a haber perdido, porque si hay algo que ha demostrado que sabe hacer muy bien es flotar, como el corcho.
Ya lo sé, no hay quien lo entienda, porque lo suyo no es de este mundo. Lo mismo Sánchez venía con los OVNIS de Mussolini. Lo mismo serán los extraterrestres los que le otorguen la investidura como presidente del Gobierno. Lo mismo, los marcianos somos nosotros.
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