Complemento circunstancial
La distancia es el olvido
Al llegar a la aceptación, nos dimos cuenta de que no habíamos preparado el equipaje de la memoria
Tal día como hoy, hace cinco años, los periódicos y los informativos llevaban a sus portadas la decisión de la OMS de elevar el nivel de alarma por la incidencia del coronavirus declarando el estado de pandemia. Se anticipaba la crisis que ya se empezaba ... a notar en todo el mundo y el repunte de positivos fallecidos por el virus empezaba a comprometer el sistema sanitario. El presidente del Gobierno hacía un llamamiento ciudadano para extremar el cuidado de su propia salud —«cada persona tiene el deber de protegerse para proteger así a los demás»— y el gel hidroalcohólico y el lavado de manos empezaban a formar parte de la rutina de unos días inciertos en los que el papel higiénico se había convertido en el símbolo de la acaparación. En cinco meses se habría terminado todo, decía el entonces ministro Illa. El resto, ya es historia, o ya es olvido.
Hace unos meses, un equipo de investigación de la universidad de Brimingham llegó a la conclusión, tras un estudio neuronal de que son los recuerdos los que provocan el olvido y que la memoria funciona por asociación de ideas. Es decir, que lo mismo que una mentira repetida cien veces puede terminar por convertirse en algo verosímil, un recuerdo repetido en el tiempo termina por borrar los detalles y por devolvernos una imagen distorsionada de los hechos tal y como ocurrieron. Haga la prueba; verá como su cerebro ha procesado todo aquello y se ha quedado solo con imágenes que apenas puede poner en orden. No aprendimos nada; claro. Nos dijeron que de todo aquello íbamos a salir mejores. Pasamos todas las fases del duelo y, al llegar a la aceptación nos dimos cuenta de que no habíamos preparado el equipaje de la memoria y que hablábamos el idioma de la confusión. Confinamiento, estado de alarma, grupos de riesgo, desescalada, ERTE, PCR, antígenos, FFP2, inmunidad de rebaño, distancia social, grupos burbuja, pico de contagio, allegados, cierres perimetrales, teletrabajo, videollamada, nueva normalidad, Pfizer, Moderna, AstraZeneca… fueron las palabras de aquella pandemia de la que ahora, se cumplen cinco años.
Volvimos del corazón a los asuntos y salimos de aquello como quien se despierta de una pesadilla que prefiere no recordar, que se empeña en olvidar que nosotros, los de entonces, ya nunca más seremos los mismos. Por el camino se quedaron miles de vidas, montones de abrazos y de besos, y la sombra alargada de la mala gestión de los gobiernos. La memoria se ha encargado de borrar los detalles, como si de un mecanismo de defensa se tratara.
Hoy vuelvo a ver las imágenes de aquellos días. Las calles vacías, las colas en los supermercados, los aplausos desde los balcones, las carreteras desiertas, los himnos de resistencia y todo se me antoja tan lejano, tan distante como una película de ciencia-ficción, como si nunca hubiera pasado, como si nunca nos hubiera pasado. Tal día como hoy, hace cinco años, comenzó la pandemia del Covid19. Que no se nos olvide tan pronto.
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