tribuna abierta

¿Acaso nos hemos vuelto locos?

ETA ya no mata, pero el espíritu de la serpiente y el hacha sigue vive y atentando contra nuestra dignidad y pisoteando la memoria de quienes más queremos

Teresa Jiménez Becerril

Estas mañanas de verano, de café y tostadas y de leer el periódico sin prisas, se han convertido en despertares agitados, cuando ante mí aparecen las fotos de los etarras glorificados en las numerosas ferias de los pueblos del País Vasco. Parece que no contentos ... con beber, comer, cantar y bailar, como hacen todas las personas de bien, hay quienes han añadido una perversa diversión, la de humillar a las víctimas de ETA. Para ello han decidido decorar sus «txosnas» con fotos de los terroristas de ETA con sus nombres y camisetas con barrotes, exigiendo su liberación, algo que por cierto están consiguiendo gracias a las facilidades de quienes para mantenerse en el poder baratean con la dignidad de las víctimas. Sinceramente creo que hemos perdido el norte y nunca un dicho fue tan acertado. Que esto ocurra en mi país me avergüenza sin límite y me produce un dolor parecido al que ya citara Don Miguel de Unamuno en su celebre frase «Me duele España». Yo también me ahogo, como dijo el escritor en esa misma cita, ante la imposibilidad de un proyecto colectivo de país. Perdonen mi pesimismo pero, ¿realmente creen posible embarcarse en una travesía con quienes eligen como tripulación a aquellos que avalan sin pudor los homenajes a los asesinos de nuestros seres queridos? Estas fotos, estos brindis y estos vivas a los terroristas no solo vejan a sus víctimas sino a todos los españoles que han sufrido décadas de atroces crímenes cometidos contra hombres, mujeres y niños cuya única culpa era ser españoles; policías, guardias civiles, militares, empresarios, políticos, taxistas, amas de casa, periodistas, peluqueros, cualquiera valía con tal de destruir nuestra democracia y la unidad de España. El terrorismo mata a unos para aterrorizarnos a todos. ¿Piensa alguien que yo creía que me llamarían esa terrible madrugada para decirme que ETA había asesinado a mi hermano y a su mujer? No, les aseguro que ni en mis peores sueños contemplé esa posibilidad. Por ello creo que de algún modo toda España ha sido víctima de ETA, porque podía tocarle. Y por ello, estas fotos, de quienes tienen las manos manchadas de la sangre de españoles inocentes, no pueden estar orgullosamente colgadas en ningún rincón de nuestra tierra y menos utilizadas para pedir excarcelaciones injustas y que viles torturadores y asesinos sean mostrados como héroes. Ante tanto olvido interesado y falseamiento de años de terrorismo etarra, son muchos los jóvenes que realmente creen que esos terroristas que se exhiben como víctimas del estado opresor son personas a imitar y que dieron su vida por algo noble. Qué les pregunten a esos padres que perdieron a sus hijos en los atentados de las casas cuartel de Zaragoza o Vic, qué nobleza había en hacer estallar una furgoneta bomba en un patio donde se oían las risas de los chiquillos que jugaban alegres. En España no ha habido ninguna guerra, ni bandos, tan solo asesinos que mataban y herían e inocentes que morían, sin más. El resto, propaganda infame, basura ideológica, como la que llevó a cabo un alcalde de Bildu en el pueblo del asesino de Alberto y Ascen, brindando por ese terrorista y convirtiéndolo en el héroe de la celebración. ETA ya no mata y debemos dar gracias a Dios y a quienes poniendo en riesgo sus vidas les desarmaron y encarcelaron, pero el espíritu de la serpiente y el hacha sigue vivo y sigue atentando contra nuestra dignidad y pisoteando la memoria de quienes más queremos. ¿Se imaginan ustedes que en la Feria de Sevilla hubiera fotos de violadores, pederastas, asesinos de niños y que se pidiese su libertad y se brindara en su honor? No. Sería inimaginable, querría decir que nos habríamos vuelto locos los sevillanos. Bueno pues esto está pasando ahora mismo en pueblos y ciudades de una parte de España y aquí no pasa nada. ¡Qué bien se come en el País Vasco y que fresquito se esta en verano! Yo les diría que se estaría mejor si todos, los que allí viven, los que van de paso o los que no van pero saben lo que ocurre y pueden hacer algo, denunciaran estos escarnios. Yo lo hice en su día en la Audiencia Nacional y lo hice y lo hago en los papeles. Les diría que ETA no mata, pero causa mucho dolor y consigue que las víctimas sigamos respirando por la herida. No tengan miedo y no olviden nunca que a los terroristas de ETA y a sus cómplices no les debemos nada, nos deben ellos la vida de nuestros seres queridos. Y si alguien le debe algo, que no lo pague con la dignidad de España. Por fortuna y a pesar del desánimo que me produce mucho de lo que veo, no pierdo la esperanza de que algún día podamos convivir en paz, pero para ello hay que empezar desmontando esas fotografías y enseñándoles a los jóvenes que esos terroristas sembraron nuestro país de sangre y de lágrimas y que nuestros verdaderos héroes no son esa escoria sino aquellos que dieron sus vidas defendiendo nuestra libertad y que esas, las de los mártires de la democracia, serían las fotos que deberían estar en las escuelas y en muchos sitios de España. Este sería un paso para recuperar la dignidad, no solo de las víctimas de ETA, sino de toda una nación.

SOBRE EL AUTOR
TERESA JIMÉNEZ BECERRIL

Es adjunta primera al Defensor del Pueblo

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