OJO DE HALCÓN
¿Marisú a los corrales… y los sobreros al ruedo?
Óscar Puente de pronto parecía salir en calidad de sobrero a cornear en el ruedo andaluz. No ha habido ni efecto champagne con un arranque impetuoso. La valoración de Montero es la peor

Después de un periodo de alta intensidad con apariciones desabridas y estresantes, María Jesús Montero casi parece haber hecho mutis por el foro. Hay una fuga al segundo plano. Ya se ha publicado en estas páginas la extraña desaparición en la Semana Santa. Tras exaltar ... en Twitter/X, la mañana del Domingo de Ramos, la llegada de ese momento que «se vive con una intensidad y emoción en Andalucía difícil explicar» para rematar con un «Hay que vivirlo. Orgullosa de mi tierra», después no se le ha visto por su tierra en ninguna procesión. Qué cosas.
Marisú Montero ni siquiera ha aparecido apenas en la semana clave de los diez mil millones y el escándalo del contrato con Israel, salvo una declaración que se ha convertido en meme viral por lo absurdo sosteniendo que los diez millones no se podían destinar a otra cosa, y menos a gasto social. Muy creíble. ¿Un dinero que no servía para nada más? ¿Diez mil millones que estaban en un cajón y era esto o nada? Inevitablemente sonaba, más allá de tomar por bobos a los ciudadanos, a «no hay problema, Chiqui, son diez mil millones, eso es poco, eso lo quitas o lo pones…».
Montero, sí, ha estado extrañamente desaparecida hasta que la agenda la llevara a Roma cubriendo la inexplicada e inexplicable ausencia de Pedro Sánchez, para que Yolanda Díaz no tuviera mayor protagonismo como viuda desconsolada, y después al fútbol para disfrutar una vez más del privilegio de protocolo con el que mover de su sitio al presidente andaluz. Pero salvo eso, y su cita en el Tribunal Supremo del jueves por vulnerar el derecho al honor de la pareja de Ayuso, lleva muchos días muy fuera de foco. La presión vociferante que venía ejerciendo contra la Junta, de hecho, ha pasado a Óscar Puente, que de pronto parecía salir en calidad de sobrero a cornear en el ruedo andaluz. Es conocida la capacidad del ministro para embarrar. Es más, hasta Luis Planas, siempre elegante, ha maniobrado en el barro. La percepción es que Montero estaba reventando, acusada por la prensa nacional de estar desbordada sin atender sus obligaciones.
No se 'centra'
La teoría de que María Jesús Montero tuvo que asumir el encargo andaluz como castigo por haber maniobrado cuando parecía que Sánchez tiraba la toalla en abril de 2024, muy extendida entre los analistas políticos de Madrid, coincide un año después con el Centra. Y parece que sí era un castigo. El barómetro andaluz, que no es el CIS, retrata que los socialistas andaluces siguen, a día de hoy, abocados a un fracaso. Si Juan Espadas cayó hasta los 30 escaños, ahora el sondeo sitúa la horquilla en 25-28. Sería un desastre. Y aunque busquen lecturas con las que darse ánimo, el balance es desmoralizador. Se confirma que no ha habido ni siquiera efecto champagne con un arranque impetuoso. La valoración de Montero es la peor. Casi el 60% la suspende, y la mitad de ellos con la nota mínima. No hay menos.
¿Incurables?
Hay una vieja norma científica, que suele atribuírsele a Einstein con distintas variaciones: si se buscan resultados diferentes, no es posible haciendo lo mismo de siempre. Es absurdo repetir el mismo camino una y otra vez esperando llegar a algo distinto. Pero en el PSOE siguen aferrados al tremendismo ideológico con la Sanidad. No percuten con las listas de espera, donde Andalucía mejora posiciones pero sigue teniendo un punto débil, o los datos de la Dependencia particularmente inaceptables, en definitiva haciendo un diagnóstico de la realidad para evidenciar las debilidades del sistema con datos y contundencia argumental… sino que insisten a golpe de eslóganes huecos y casi vulgares en su simplismo. Esta semana comparecía la consejera y la portavoz socialista la acusaba de «enriquecer a sus amigos de la privada a costa de la sanidad pública» defendiendo que «los problemas de la sanidad pública suceden porque la están saqueando». Qué cosas…¡saqueando la sanidad pública! con un incremento presupuestario del 40%. Hombre, hombre… ¿De verdad confían su éxito a esa milonga? Probablemente eso delata cómo ven a su clientela, y tal vez ahí, en la incapacidad para entender los cambios sociológicos, empiezan sus errores 'incurables'.
Para entender la foto fija de fracaso del PSOE andaluz un año antes de la cita electoral, como retrata el Centra, es clave esa incapacidad para conectar con la ciudadanía. No dan con un discurso propio eficiente. Parecen creer que si ellos perdieron el poder por la sanidad y la corrupción, se trata de trasladar al PP el mismo discurso de la sanidad y la corrupción. Pero es un error desconectar del Principio de Realidad. La portavoz socialista en el Parlamento, una voz que al menos logra aportar amabilidad por más que endurezca su discurso, ha insistido con la corrupción en la sesión de control a cuenta de cuatro cargos investigados en el asunto de los contratos sanitarios, y se llevó un revolcón lógico. Calificar esos contratos como «los ERE de Juanma Moreno» acaba provocando risas. Y eso es lo peor que puede ocurrir, mientras los ERE del PSOE siguen zarandeando a una generación socialista a la que pertenece Montero.
Puente y Planas
Y tampoco parece eficiente la tercera pata de la estrategia: confrontación a cara de perro, a golpe de embestidas. El choque de administraciones es consustancial al sistema, pero ver a un ministro retirando ayudas para los menores andaluces en 24 horas, entre insultos al presidente de los andaluces, eso no puede funcionar. Y tanto menos si a la vez indulta a los menores vascos por lo mismo. El matonismo de Óscar Puente sólo ha facilitado a Juanma Moreno el mensaje, nunca exentos de tintes populistas, de la dignidad andaluza. Con todo, lanzar ministros contra la Junta parece una estrategia decidida para intentar desgastar al Gobierno andaluz, cuando ya incluso meten a Luis Planas, un tipo siempre formal y conciliador, en el charco de traicionar un pacto con la Junta y provocar una bronca para exhibir sus reales sobre el tablero: la Junta aporta la mayor parte de un plan de modernización de regadíos y Planas se lleva la firma a sus oficinas unilateralmente. Desde luego no será así, con embestidas de los sobreros, como vayan a rescatar a María Jesús Montero en su liderazgo pinchado.
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