La Conjura de Fitur: el duelo de Juanma Moreno y Marisú Montero...

Dos días después, María Jesús Montero, antes de ceder a la presión comunista de sus socios de Sumar para castigar las herencias en las comunidades que bonifican sucesiones, volvía a acreditar su desparpajo trilero al sostener que ella había propuesto ese fondo de nivelación, pero había sido rechazado por las comunidades, señalando a Andalucía. María Jesús Montero, como los buenos timadores, sabe usar maniobras de distracción. Los hechos son obvios: lleva cinco años en el Ministerio, y no ha avanzado nada; eso sí, hace tres meses cerró los quince mil millones para Cataluña y aquí vende la moto de una agenda bilateral de 'simulaciones', sin duda un término muy apropiado. Ahora pospone el calendario a febrero, dándole carrete a la simulación. María Jesús Montero ataca además al PP porque sus comunidades no tienen una posición armonizada. Claro que tampoco la han tenido nunca las comunidades del PSOE –¿o Valencia y Extremadura iban de la mano? ¿y La Rioja y Canarias?– aunque ahora sólo les queden dos y media. Es la enésima artimaña. El Gobierno no está para justificarse en la falsa de consenso de las comunidades, sino para promover el consenso entre las comunidades. Ese es el trabajo de María Jesús Montero, que lleva cinco años sin hacer su trabajo. Entretanto, eso sí, hace simulaciones.

Fitur, de ahí el éxito de la Conjura, es también un escaparate político. Mal que le pese a los técnicos del sector, la Feria inaugurada por el Rey, atrae al Gobierno, a presidentes de comunidades y consejeros, y también alcaldes y concejales que venden su oferta turística y se venden ellos mismos. Es una Feria de Turismo y una Feria de las Vanidades. Y en el caso andaluz siempre hay tensión. Andalucía es una gran marca, poderosísima, global... pero dentro tiene marcas también poderosísimas por sí mismas, como la Costa del Sol, Sevilla, Marbella, Córdoba o Granada, Úbeda y Baeza en el mar de olivares, y suma y sigue desde Ayamonte hasta Pulpí. El stand de Andalucía es un paraguas poderoso, pero al final provoca frustraciones si fallan los espacios demasiado pequeños para cada oferta.

Más allá de la polémica de equiparar cuotas –la Costa del Sol, que supone el 40% del sector, se queja preguntándose si Jaén aceptaría que Marbella tuviese la misma representación que ellos en una Feria de Aceite de Oliva o si Sevilla aceptaría que Almería tuviese tanto espacio como ellos en una Feria Aeronáutica– y de victimismos de campanario a veces desahogadamente falsos como los del líder socialista de Jaén, hay que progresar en el equilibrio de la Marca Andalucía y las marcas de Andalucía. Hacer cada cual su propia guerra siempre sale a perder. Ahí queda el acierto de Cádiz uniendo las salas de sus distintos destinos urbanos y provinciales para tener la mejor sala.

El consejero de Turismo y su equipo conocen el sector y la lógica de cada feria. Más allá de la Conjura, la imagen de este Fitur ha sido la Banda del Rosario de Cádiz en Callao con la campaña Andalusian Crush, que ya ha alcanzado casi 2.400 millones de impactos globales entre online y offline. Eso sí, la apuesta por el negro de la campaña en el stand no funcionaba para vender una comunidad llena de luz. Si se veía a Juanma Moreno sin audio en la inauguración, parecía un general de Darth Vader en la Estrella de la Muerte. Pero más allá de lo anecdótico, Andalucía mantiene una apuesta sólida y estrategias innovadoras, ahora enfocados a desestacionalizar. Lo de brillar en Fitur se da por descontado.

Juan Espadas ha desvelado su Gobierno en la Sombra, imitando a Illa, que imitó a Pasqual Maragall... Ficha un secretario de Organización con dominio sólido del aparato –Jaén y Sevilla son las reservas del socialismo andaluz– y dos portavoces como María Márquez, un rostro joven y amable, y Josele Aguilar, azote habitual en el Parlamento y en Twitter. Mucho fichaje universitario, coto habitual de 'intelligentsia' para el PSOE, y también a demasiados ex (ex ministros, ex alcaldes...) que ya fueron derrotados. Pero hay 'know how'.

¿Puede el socialismo andaluz revertir su actual debilidad? Seguro que salir del monocultivo del eslogan de la privatización de la Sanidad les ayudará, pero aún pesa demasiado la herencia, aunque el argumento esté quemado cinco años después. Si estás 37 años en el poder a la cola en empleo, PIB, informes PISA... difícilmente tendrás autoridad para reprochar que en cinco años no haya dejado de ocurrir. Claro que en algún punto el PP empezará a sufrir desgaste, pero el quid para Espadas no es tener un Gobierno en la Sombra sino tener a al Gobierno de Pedro Sánchez la luz pública, volcado hacia Cataluña y País Vasco, haciendo un país más desigual e injusto. Un lastre muy pesado.