ojo de halcón
A la caza de Juanma Moreno
El 'oasis andaluz' se ha agitado fuertemente. Y ha venido por la sanidad, como sucedió diez años atrás
La ministra de Hacienda lleva tres años sin presentar presupuestos, como es su obligación
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Iniciar sesiónEl jueves, horas después de la comparecencia urgente del presidente asumiendo la gravedad de la situación con el eco de las protestas en las calles, la oposición se lanzó a pedir su cabeza. Después del cese de la consejera ante la dimensión de la crisis, ... se levantaba la veda para una montería de caza mayor: ¡A por Moreno! Claro que para eso conviene tener munición… o al menos la fuerza moral de la coherencia. Pero allí estaban todos esos portavoces de la izquierda, levantando la voz indignada y bajando el pulgar, mientras siguen defendiendo a Pedro Sánchez, el líder socialista rodeado de escándalos familiares y políticos, entre evidencias de sobres en Ferraz y cuentas B con gastos deshumanizados en prostitución incluso en espacios públicos. Esos mismos que miran para otro lado con Sánchez, defienden con vehemencia enfurecida que Moreno tiene que irse por el fallo de gestión en el programa de cribado. La lógica política.
No se trata de 'y tú más', sino de coherencia. Ábalos era el hombre fuerte del 'sanchismo' desde su carrera fundacional, el lugarteniente de La Banda del Peugeot, que hizo el alegato regeneracionista en la moción de censura y pocos días después ya había metido la corrupción en Moncloa y Ferraz. Su jefe tardó tres años en destituirlo, cuando ya proliferaban las habladurías, y nombró a otro de La Banda del Peugeot, ahora en prisión, al que defendió hasta el último minuto en Ferraz, entre 'chistorras' y sobres y bolsas de dinero entrando allí… y a Ábalos volvió a meterlo en las listas para protegerlo, incluso dándole una comisión para tener un plus con el que ayudarlo en sus gastos: «el AVE para la zorra», «una pulsera para la puta»… Pero al parecer Sánchez no tendría que dimitir por esa organización criminal a su alrededor, y en cambio Juanma Moreno, que se ha apresurado a pedir perdón y cobrarse la cabeza de la responsable de área, él sí. Curioso, oye.
La destitución de la consejera, como escribíamos aquí una semana atrás, era inevitable. Un mensaje necesario, a las mujeres afectadas y a la sociedad, de que un error tan calamitoso no puede estar exento de responsabilidad política. Desde ahora se examinarán de las medidas aplicadas y los cambios en el sistema, con Antonio Sanz a los mandos. Entretanto resulta irónico, desde luego, que esto no les baste a quienes no han tenido el menor reproche para la ministra de Igualdad por ningunear el escándalo de las pulseras que ha puesto en problemas e incluso en riesgo a las víctimas, y sin la mínima disculpa. Lo mismo con Óscar Puente por el caos ferroviario. O el apagón. O estos dos años en situación de 'inconstitucionalidad' presupuestaria con la firma de María Jesús Montero. Todos de rositas con la anuencia de la izquierda que clama por el caso del cribado como si fuera el 18 de Brumario.
Parece, en fin, que el electoralismo los ha traicionado. Incluso Abascal acudió a Sevilla a pedir que dimita Juanma Moreno. Los sindicatos de clase, desde hace tiempo convertidos en departamentos de activismo del PSOE y de Sumar, capaces incluso de convocar una huelga general por Gaza desafiando los límites constitucionales y la jurisprudencia del TC, agitan la campaña con los sindicatos sanitarios. Se están oyendo cosas delirantes, como a la Asociación 'El Defensor del Paciente' acusando al presidente andaluz de ser el maltratador que golpea a las mujeres y luego las culpa antes de concluir con la valoración política de que la gestión de la Junta «está haciendo daño a toda la comunidad…». Va a aparecer la artillería completa. Es año electoral y vale todo.
Verdades y mentiras
El 'oasis andaluz', esto es un hecho, se ha agitado fuertemente. Y ha venido por la sanidad, como sucedió diez años atrás. No es un problema de comunicación —de serlo, Juanma Moreno lo habría superado con su comparecencia de esta semana— sino de gestión. El fallo es serio. Y en San Telmo saben que de aquí al final de la legislatura no hay margen para grandes éxitos; más bien, sólo para contener la grieta y evitar que aparezcan otras. Y no será fácil. Pero hay una lección que deberán tener presente: siempre es mejor decir la verdad, con transparencia, como han querido transmitir esta semana. Si no confías en los ciudadanos, es difícil mantener su confianza.
Claro que se da un escenario paradójico. La verdad no le interesa a la oposición. Una vez más, erre que erre, en lugar de ahondar en el fatídico error del cribado, siguen aferrados a culpar a una supuesta 'privatización' del PP. Los datos desmienten abrumadoramente ese relato. Nunca han estado más bajos los conciertos, que desde 2010 sólo han bajado del 4% con el PP en el Gobierno andaluz, e incluso este año marcan la cota más baja; y nunca se ha invertido más en la sanidad pública, hasta poner por primera vez a Andalucía por encima de la media española en gasto por habitante, con un incremento cercano al 50%. También se afanan en confundir el programa social de 'screening' en zonas rurales, mediante unidades móviles, con mamografías privatizadas. En definitiva, se da una verdadera paradoja: la oposición cree que la mentira de la privatización le va a funcionar mejor que la verdad de un fallo grave de gestión sanitaria. Y siguen erre que erre.
Factor Montero
No es la primera vez que a la candidata socialista se le aparecen los fantasmas de su pasado, como al Mr. Scrooge de Dickens. Si basas toda tu oposición en la sanidad como hace el PSOE, y tu candidata fue responsable del área de sanidad y además en una etapa bastante desastrosa, no es difícil que eso suceda. Y así ha sido con el protocolo de cribado, que ellos denominaban «protocolo de la vergüenza» hasta conocer por este diario que viene de la época de María Jesús Montero, o el programa de 'screening' en zonas rurales, que ahora califican de «privatización» y en la época del PSOE de «social». Seguramente por eso parece rebajar su protagonismo en esta campaña, detrás de portavoces más o menos vociferantes, como Ángeles Férriz, o gimientes, como María Márquez. Montero busca otro tipo de mensajes, porque sabe que los sanitarios a menudo le rebotarán. Es irónico, pero este fin de semana ha venido a acusar a Moreno de «no gobernar». Y lo dice la ministra de Hacienda que lleva tres años sin presentar presupuestos, como es su obligación constitucional. Y aunque diga que lo hará, nadie la cree.
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