Contra Andalucía: comparaciones odiosas

Claro que lo de Paco Cuenca es una anécdota, más o menos chusca pero poco más. En la campaña contra el Gobierno andaluz acentuada desde el desembarco de María Jesús Montero –en el PSOE saben que es en Madrid y Andalucía, además de la Valencia del naufragado Mazón, donde se juegan los escaños suficientes para mantener el poder– esta semana recupera protagonismo una de las estrellas de la confrontación: Óscar Puente.

A la búsqueda de frentes con los que ir al choque con el Gobierno andaluz, Óscar Puente se encontró esta semana con una de esas oportunidades que ni pintadas para exhibir el matonismo tabernario marca de la casa: acusó a la Junta de anunciar en un foro la gratuidad del transporte público para menores de 14 años a partir de julio sin aclarar que son ayudas estatales. «Esto va a traer cola», amenazó Puente, y en 24 horas remitían una carta desde la Secretaría General de Movilidad Sostenible en la que indicaban que el episodio aboca «a la imposibilidad de conceder las ayudas solicitadas por esta administración en lo referente a la gratuidad infantil». En 24 horas.

Esto es un curso práctico de cómo buscar coartadas para incendiar el espacio público y ejecutarlo. Es verdad que desde enero se estableció la obligación de difundir expresamente que se han recibido ayudas del Ministerio de Transportes para las administraciones beneficiarias de esas ayudas –ya se sabe, lo prioritario es colgarse la medalla–; pero la consejera, de hecho, en su intervención en un foro del diario Ideal de Granada dijo que las subvenciones para el transporte están soportadas entre el Gobierno y la Junta de Andalucía, con un 20% aportado por el Ministerio y otro tanto por la Consejería. En el supuesto de que un foro sea una comunicación oficial, que se diría que no, la aportación quedó expresamente clara. Pero quien busca bronca, acaba por encontrarla. Y es el caso de Óscar Puente con Andalucía. Mientras la Junta, en un episodio no similar sino de ocultación descarada del alcalde socialista de Rota, daba a éste quince días para subsanar la información negligente, el Gobierno central comunicaba el bofetón al Gobierno andaluz en 24h para evitar que se pudiera reconducir el conflicto. De hecho, esto tiene ya mala viabilidad para dar marcha atrás. Así que los jóvenes se quedan sin ayudas para que Puente se quede a gusto. En fin, no hay más preguntas, señoría...

Cuesta poco imaginar si Puente habría actuado igual de haber sido un consejero catalán o vasco. Nadie defenderá, salvo los más sectarios y muy cínicos, que habría hecho lo mismo. En este Gobierno, con arietes como el ministro de Transportes, es tan evidente su prepotencia con comunidades como Andalucía como la sumisión sistemática a los nacionalistas, y además en comunidades ricas. En el Gobierno parecen no tener conciencia de lo irritante y hasta indignante que resulta para muchos, sobre todo en el sur.

Y esto al final se volverá contra los propios socialistas. Probablemente se está volviendo ya contra el PSOE, que no ha sido capaz de rentabilizar ni el clásico 'efecto champagne' del cambio de líder, con un subidón espumoso momentáneo en las encuestas. Ataques absurdamente desproporcionados como éste de Óscar Puente, con una reacción sobreactuada ante un comentario de una consejera en un foro periodístico, proyectan la imagen de la soberbia. Esa chulería hacia el Gobierno de los andaluces siempre ha tenido malas consecuencias, viniera del que viniera. Y en San Telmo lo saben: «Estamos cansados de los agravios».

Esta bronca innecesaria, incluso si es un error de la consejera, acabará afectando aproximadamente a 1,2 millones de jóvenes en la comunidad, susceptibles de recibir esas ayudas que el Ministerio ha comenzado a desactivar para Andalucía y que, de no mediar una resolución judicial, difícilmente podrán recuperarse. La portavoz le dice a esos jóvenes que el Gobierno andaluz «va a defenderlos con toda la fuerza posible y créanme que es mucha». En los servicios jurídicos se trabaja ya en ello. Carolina España le acepta el reto a Óscar Puente, persuadida de que le pasará factura a él. De hecho, no van a cubrir desde la Junta lo que no aporta el Gobierno: «sería un atraco más a Andalucía, a los que hay que añadir los 1.500 millones que nos faltan cada año, o a los 200 para Dependencia o los retrasos de las entregas a cuenta. Ya nos asfixian lo suficiente».

En definitiva, hay algo con un alto riesgo, y seguramente un alto coste, para los socialistas. Cualquiera ve que esto no habría ocurrido con Cataluña o con País Vasco, pero se repite con Andalucía. Es vox pópuli. Sumisión allí, prepotencia aquí. Y las comparaciones son odiosas… especialmente cuando son verdad.a