SEVILLA AL DÍA
Trump papa-frita
La payasada que difundió la propia Casa Blanca, es el punto y seguido a los continuos detalles de un personaje enfermo de vanidad
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Iniciar sesiónLa Inteligencia Artificial se alió esta pasado fin de semana con otra inteligencia, bastante más cuestionable, para crear una imagen del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, disfrazado de pontífice en una suerte de broma de pésimo gusto y que llega en un momento ... claramente inadecuado, con el cuerpo recién enterrado del papa Francisco en la Basílica de Santa María y los cardenales a pocos días de encerrarse en un nuevo cónclave. La payasada que difundió la propia Casa Blanca, es el punto y seguido a los continuos detalles de un personaje enfermo de vanidad que no contento con despreciar el luto durante el funeral del Santo Padre –tenía que ir vestido de azul para destacar sobre el negro del resto de los invitados– debía continuar con una imagen burlesca que supone toda una falta de respeto para la comunidad católica que acaba de despedir a su líder espiritual.
Este señor de ridículas formas, nula inteligencia emocional y cada vez más dudosa capacidad de gestión y liderazgo aprovecha cualquier momento para ridiculizar al de enfrente como el matón clásico que sigue viviendo en los patios de nuestras escuelas haciéndole la vida imposible a cualquiera que se cruce delante de sus ojos. Para tipos como Trump, el mundo se divide en dos mitades: una la conforma él mismo y su cohorte de seguidores fanáticos, y en la otra nos encontramos el resto de habitantes del orbe.
Por suerte –quiero pensar– las encuestas empiezan a soplar en contra del magnate erigido en presidente. En los hogares de muchos votantes o en la zona noble de las empresas tecnológicas, que apostaron por el MAGA como leit motiv, comienzan a percatarse que la broma se les está yendo de las manos. Pero mientras se despiertan o no del sueño americano, el resto no deberíamos tolerar las continuas faltas de respeto que salen de ese despacho oval y al menos no quedarnos callados cuando a este señor se le cruza el cable.
Por eso, he echado en falta una reacción pública y masiva contra el último invento de Trump. Me temo que reírse del Papa hiere menos sensibilidades que hacerlo con otras cuestiones o que de haber sido otro el que se hubiera disfrazado, la sangre quizás sí hubiera llegado al río de las redes sociales.
Me solidarizo con las comunidades católicas de EEUU que fueron las primeras en pedirle a su presidente que no se burlara de ellos. Al cierre de esta columna, el que sueña con imperios no se ha disculpado, tan sólo ha mandado a su vicepresidente a decir que sólo era una bromita. El respeto es base fundamental de la convivencia y eso debería tenerlo grabado a fuego quien está al mando de uno de los países más poderosos del mundo.
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