DESDE LA CORNISA
El método Juanma
El presidente ha enderezado la pésima gestión que ha tenido la consejera de Salud en la crisis de los cribados
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Iniciar sesiónAyer viví el nacimiento y muerte en menos de una hora de una columna de opinión. Arrancaba este mismo espacio con una metáfora sobre la incapacidad de los niños a la hora de asumir responsabilidades; para después comparar este comportamiento pueril con la gestión de ... la crisis que ha afectado de lleno a mujeres afectadas por cáncer de mama en Andalucía. «Cada día que no se depuran, con hechos, responsabilidades en el fallo imperdonable en el cribado de casos, es un día más de pérdida de credibilidad». Así lo había puesto por escrito hasta que llegó poco después la comparecencia no programada del presidente de la Junta, que se ponía frente a los medios para hacer exactamente lo que estaba pidiéndole en una columna que nunca verá la luz por innecesaria.
Juanma Moreno se remangaba para enderezar la pésima gestión que ha tenido el equipo de la ya exconsejera de Salud frente a una crisis aguda, de enorme impacto en la credibilidad de un gobierno, que encima empeoró —aún más si cabe— por la falta absoluta de empatía que mostró Rocío Hernández ante las víctimas y ese torpe intento de minimizar un problema que por la propia naturaleza de lo que estamos hablando es gravísimo de por sí. Los porcentajes aquí son absolutamente irrelevantes. Una sola víctima, una sola vida es motivo suficiente para que Hernández, que además es pediatra y a la que se le presupone una sensibilidad experta en este asunto, hubiera gestionado con más cercanía el primer gran tsunami que estalla contra el muro del Gobierno andaluz. Cuesta trabajo creer que nadie de su equipo le hubiera exigido que suavizara al menos el gesto y las formas. Se lo puso en bandeja a la socialista Ángeles Férriz cuando le afeó esa sonrisa cuando menos venía a cuento. En este asunto, que requiere de una especial sensibilidad, se exigía que la política además de técnica, tuviera alma. Es evidente que en San Telmo se dieron cuenta que la crisis se había vuelto ingobernable en la consejería y pasó a ser asunto directo del presidente, con el consiguiente riesgo de deterioro para su imagen.
Acelerar los anuncios en mejoras sanitarias y precipitar visitas institucionales para que Moreno saliera sonriendo con médicos y pacientes tampoco fue un paliativo inteligente para bajar la fiebre de la crisis. Todo lo contrario a realizar un diagnóstico del problema, localizar el origen, poner en marcha medidas y depurar responsabilidades junto al gesto, cargado de sentido, de pedir perdón. Eso es el abecedario de cómo abordar una coyuntura crítica y la mejor manera de responder y desarmar a una oposición que se queda sin munición para seguir torpedeando. Ahora bien, sigue habiendo dudas que deben responderse: ¿por qué el problema se circunscribe a una área concreta del hospital Virgen del Rocío? ¿Quienes son los responsables de que se produjeran fallos allí y no en otros centros?
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