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LA TRIBU

Silencio

Ni siquiera en la mesa te dejaban hablar con el tono de otros días: «Shiiii… Habla más bajo, hijo, que está muerto el Señor…»

El creyente guarda compostura desde el Viernes Santo por la muerte de Cristo PEPE ORTEGA
Antonio García Barbeito

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Estaba dicho y bien aprendido. Como otras advertencias, lo habían dicho el cura, el maestro, la madre, el vecindario todo: «El Viernes Santo muere el Señor, y hay que guardar silencio todo el día…» Oíais cómo chillaban los gorriones, y se oía perfectamente el sonido ... de camisa al viento del vuelo de las palomas, pero las voces iban como un secreto por las calles del pueblo, y si, incapaz de guardar respeto, un niño daba una voz o pateaba una lata, no faltaba una voz —suave pero con exclamación— de denuncia: «¡Que se ha muerto el Señor, no hagas ruío…!» La del Señor era una muerte que os afectaba a todos, como si hubiera muerto el tatarabuelo de la primera sangre del lugar. «¿Y a qué hora se ha muerto?» «A las tres…»

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