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Sevilla, maltratada

Lo que el Estado y la Junta se traen con Sevilla en los presupuestos es maltrato a la mujer

Antonio Burgos

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Uno de los más frecuentes tópicos sobre nuestra ciudad es que en Sevilla no hay sociedad civil. Que a la sociedad civil de Sevilla, de verdad de la buena, lo que le gusta es la religiosa: estar en la junta de una cofradía, salir de ... nazareno o en el Corpus para saludar gente y ser visto. Tan es así, que cuando Joaquín Moeckel movió Roma con Santiago y Palacio con la Casa Grande para promover la restauración de la iglesia del Salvador, que literalmente se caía a pedazos, dije que era «una sociedad civil unipersonal», como algunas mercantiles. Y si no hay sociedad civil, habrá sociedad militar, digo yo. Pues tampoco. Con lo que nos gusta un tambor y una corneta, el Ministerio de Defensa vendió la casi totalidad de los cuarteles de Sevilla, cerró la histórica Base de Tablada al tráfico aéreo y lo más cercano que dejó fue El Copero. Ha tenido que hacer muchos esfuerzos (y muy fructíferos por cierto) el teniente general don Juan Gómez de Salazar, jefe de la Fuerza Terrestre, vulgo capitán general, para promover una Cultura de Defensa y hacer viva la presencia de las Fuerzas Armadas, a las que se les quiere tela, y basta con escuchar los aplausos a la tropa que rinde honores a la Custodia y desfila en el Corpus.

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