Sergio Ramírez

Nicaragua es un país que apenas trasciende en la prensa internacional, azotado por la pobreza y que para más «inri» soporta a un régimen corrupto y populista. Sin embargo, desde 2012 Sergio Ramírez es el mecenas y animador de un festival titulado «Centroamérica cuenta», que ha conseguido reunir cada año en Nicaragua a primeras figuras de la literatura en español. No conozco muchos casos de autores que se impliquen así en la organización de grandes eventos literarios, empeñando su prestigio, invirtiendo su patrimonio y sin contar con subvenciones públicas, porque sin la ilusión y entusiasmo de Sergio Ramírez «Centroamérica cuenta» no existiría.

Sin embargo, de Nicaragua era Rubén Darío —el verdadero padre de la poesía en español— y de Nicaragua es también Claribel Alegría, flamante Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 2017, que a sus 93 años también ha contribuido a devolverle a Nicaragua su espacio central en las letras de nuestra lengua. Por lo tanto, el Premio Cervantes a Sergio Ramírez ha sido la traca de este gran año para la literatura nicaragüense.

Narrador y ensayista extraordinario, Sergio Ramírez era el último de una estirpe a punto de extinguirse. Me refiero al linaje de los escritores alumbrados por el estallido del «Boom» y que son los únicos que no sólo cuentan con cientos de miles de lectores, sino que todavía llenan teatros y auditorios por distintos países del Territorio de La Mancha. De hecho, sólo Sergio Ramírez continuaba en la brecha junto a Mario Vargas Llosa y Jorge Edwards, quienes ya poseían el Premio Cervantes desde 1994 y 1999, respectivamente.

Sergio Ramírez es autor de novelas maravillosas como «Margarita, está linda la mar» (1998), «Mil y una muertes» (2004), «La fugitiva» (2011) o la reciente «Ya nadie llora por mí» (2017), así como de unas memorias que todo latinoamericano debería leer: «Adiós muchachos» (2007); aunque a mí me gustaría añadir que algunos de sus cuentos están entre los mejores que he leído en lengua española, como «Charles Atlas nunca muere» o el fastuoso bestiario que nos obsequió en «El reino animal» (2006).

La concesión del Premio Cervantes a Sergio Ramírez distingue la trayectoria literaria del último escritor latinoamericano que es al mismo tiempo un referente ético, literario e intelectual. Me alegro muchísimo por Sergio, Tulita, sus hijos y sus nietos.

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