TRIBUNA ABIERTA
John H. Elliott
Se nos ha ido un gran maestro, un gran estudioso de nuestra Historia y un sincero amigo de España
Conocí al profesor John H. Elliott en Simancas en el verano de 1970 con ocasión de unas investigaciones que llevábamos a cabo en aquel magnífico Archivo. En la residencia de investigadores de aquella localidad vallisoletana, donde compartíamos conversación los residentes después de la jornada de ... trabajo, le ofrecí traducir al español el espléndido libro que acababa de publicar en Inglaterra con el título de The Old World and the New.1492-1650. Para un traductor que ocasionalmente, como era mi caso, se ofreció a verter a su idioma una obra de este tipo, breve, concisa, de un contenido brillante y al mismo tiempo rigurosa, la tarea constituía un reto verdaderamente sugestivo. Por otra parte, en aquella época, John Elliott era ya un reconocido historiador que se había hecho muy popular en España por su libro La España Imperial, que había publicado en nuestro país la editorial Vicens Vives. Aquella obra –“el Elliott”, como familiarmente lo han llegado a denominar generaciones de universitarios españoles- había dado a conocer al público lector español a un sobresaliente historiador al que admirábamos y respetábamos quienes nos iniciábamos en la carrera académica como aprendices en esta disciplina.
Satisfecho con la traducción de El Viejo Mundo y el Nuevo, Elliott me propuso a la editorial Siglo XXI para traducir otras obras suyas: La Europa Dividida y, sobre todo, La Revuelta de los Catalanes, que había sido su tesis doctoral. Aquella fue, pues, una colaboración que se repitió en varias ocasiones hasta la más reciente traducción que hice de su último libro Catalanes y Escoceses (2018), un lúcido estudio de historia comparada sobre la trayectoria de ambos procesos identitarios. La difícil tarea que siempre es la de la traducción de una obra a otra lengua distinta de la original, se veía recompensada en este caso por la sabiduría que el profesor Elliott transmitía en sus consejos, en sus recomendaciones y en sus aclaraciones, ya que conocía muy bien nuestro idioma y era capaz de resolver las dudas que surgían con una modestia y una sencillez dignas de un gran maestro como lo fue a lo largo de toda su carrera.
Esta colaboración con John H. Elliott me permitió fraguar una relación que iba más allá de lo académico y me dio la oportunidad de disfrutar de una estrecha amistad y de calibrar su extraordinaria calidad humana, su sencillez y su curiosidad universal por todo aquello que estaba relacionado con el pasado, con el presente y con el futuro de nuestro país. Su obra es inmensa y por ella ha sido reconocido ampliamente dentro del mundo académico y fuera de él. En su país recibió el titulo de Sir, entre otras distinciones También fue galardonado con numerosos premios -entre ellos el Príncipe de Asturias- y se sintió especialmente feliz con la concesión del Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Sevilla. Disfrutaba mucho cuando venía a España, lo que hacía con mucha frecuencia, y se enorgullecía de pertenecer al patronato del Museo del Prado, por cuya ampliación con la restitución del Salón de Reinos mantuvo en estos últimos años una firme postura.
Se nos ha ido un gran maestro un gran estudioso de nuestra Historia (no le gustaba que le llamasen hispanista) y un sincero amigo de España. Descanse en paz.
Rafael Sánchez Mantero es Catedrático emérito de Historia Contemporánea de la Universidad de Sevilla
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