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LA TRIBU

No soy persona

Pobre lenguaje, en manos de las chuminás que nos cuestan un pastón y una pastona

Antonio García Barbeito

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Es para ponerse en plan contraataque ante el rugido de la marabunta de las chuminás llamadas sexistas; es para que los hombres nos pusiéramos a exigir el masculino en todos los femeninos que tenemos en lo alto y ante los que no decimos ni pío, ... por ejemplo, cuando a un hombre lo llaman persona, o pena, o joya: «Usted, señor, es una persona muy amable», «ese tío es una pena», «dicen que usted, muchacho, es una joya…» Era para que nos pusiéramos en el mismo plan que ellos y hacerles un Boadella y exigir ser llamados personos, penos (por no decir penes) y joyos. Y por extensión de la chuminá, que cuando es una mujer la que sigue, sea llamada la siguienta, y si es guardia, la agenta, y si contribuye, contribuyenta. Porque si a la que preside la llaman presidenta, que cunda el ejemplo. Se ve que está todo arreglado, cuando se dan a estas cruzadas sin cruz contra el lenguaje.

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