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Ministerio de la verdad única

No se trata de gobernar, sino de inculcar una ideología

Luis Ventoso

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En una democracia la función de los gobiernos es resolver los problemas de la gente, en lugar de utilizarlos como munición para la demagogia, o de formatear la mente del público con proyectos de ingeniería social. Los gobiernos de Aznar y Rajoy tuvieron sus defectos - ... el mayor, los vergonzosos casos de corrupción-, pero pusieron su foco en arreglar lo concreto, con atención prioritaria hacia la economía, donde ambos lograron buenos resultados (los datos empíricos son irrefutables). Por el contrario, los ejecutivos socialistas siempre han situado en primer plano la ideología, muy acusadamente desde el zapaterismo. Para el PSOE no se trata tanto de mejorar la vida de las personas como de cambiar la manera de pensar del país, partiendo del axioma de que solo existe un correcto modo de ver la vida, el mal llamado «progresismo». El credo político obligatorio se impone desde una presunta superioridad moral. Quienes se apartan del dogma pasan a ser considerados unos parias intelectuales, para los que incluso se ha creado un epíteto que los priva de todo crédito: «facha». Esa estrategia sectaria explica, por ejemplo, el cordón sanitario contra el PP que levantó Zapatero, o el tono de mofa y desprecio con que determinadas cadenas y seudohumoristas saludan a los herejes que se sienten -¡todavía!- liberal conservadores.

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