El parto de la burra
El anuncio de Juanma Moreno de la fecha de las próximas elecciones andaluzas pone fin al desafortunado folletín en que se había convertido el adelanto electoral. El día de los comicios es una cuestión que preocupa muy relativamente a los ciudadanos; en este caso la ... incertidumbre popular se limitaba a conocer si las elecciones iban a ser antes o después del verano. No he oído a nadie en la cola del supermercado discutir por la conveniencia de una u otra opción. Así, no tiene mucho sentido el circo que el Gobierno ha montado alrededor de este asunto, alimentando durante semanas el debate sobre si el 19 o el 26 de junio, si un día laborable o en fin de semana. Estas quinielas mediáticas fomentan la imagen de que en realidad Moreno especulaba para encontrar la fecha más ventajosa para sus intereses particulares. No vamos a llevarnos las manos a la cabeza porque es lo que hacen los presidentes de todos los gobiernos, pero el resto intenta al menos que no se les note.
La fecha del 19 de junio es tan válida como cualquier otra. Sorprende que el Gobierno haya optado por una fecha que le impide aprobar la Ley de Economía Circular, considerada por el propio presidente como fundamental en la legislatura, por lo que el sacrificio de esta norma contradice el argumento de que la elección de la fecha obedece el interés de los andaluces. Parece más bien que los técnicos de San Telmo y los augures de la calle Génova han convenido que se trata de la mejor página del calendario para que el PP logre la mayoría más sólida posible, de forma que se reduzca la relevancia estratégica del apoyo de Vox. La fecha coincide con el puente del Corpus en Sevilla y Granada, lo que podría afectar a la participación en esas circunscripciones, casualmente donde más respaldo esperan obtener respectivamente Juan Espadas y Macarena Olona, candidatos del PSOE y presumiblemente de Vox. Con la izquierda de la izquierda diezmada y el socialismo poco entusiasmado con Espadas, muy mal tienen que ir las cosas para que Moreno no pueda seguir gobernando. La clave está en el peaje que deba pagar a Vox, toda vez que la presencia de Ciudadanos en el Parlamento se aventura inexistente o residual. A día de hoy, empero, la buena noticia es que se ha terminado el parto de la burra del adelanto electoral. Que Dios reparta suerte.
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