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Tribuna Abierta

El final de la matraca

Hay una clase política que, aprovechando épocas de crisis o de incertidumbre, se dedica a alentar los instintos más primarios para buscar la confrontación, primero en las ideas y luego en las actitudes

Asalto al Capitolio de Estados Unidos por parte de seguidores de Trump REUTERS

Luis Marín Sicilia

EL nuevo año se inaugura con el mayor hartazgo de los ciudadanos, cansados de unos políticos empeñados en la matraca de comernos la mente con temas polémicos que no preocupan a la gente. Quienes dan la matraca repiten siempre el mismo tema, son pesados y, ... además, terminan molestando los sentidos. Dar la matraca, en términos coloquiales, es importunar, insistir molestando sobre un tema o pretensión, llegando a veces a ser una forma de burla o chasco para zaherir o reprender.

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