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La Tribu

La impaciencia

Vivir las vísperas es una manera hermosa de vivir ya la celebración

Ambiente en la Calle del Infierno y desmontaje de casetas de la Feria de Abril JUAN FLORES
Antonio García Barbeito

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No se puede valer. Todo lo vive en vísperas por lo que ama las vísperas y por lo que no puede sujetarse la impaciencia. Se desboca, se desmanda por el tiempo y no hay nada que se lo impida. Cuando la ciudad siente suyo algo, ... no tiene más que una idea, hacerlo suyo cuanto antes. Como en el principio de aquella letra flamenca: «Las uvas de tu corral / están diciendo “comedme”…» Si fue cuando en el aire, en el cielo, en la luz se dibujaban los días que se encaminaban a la Semana Santa, loca iba la ciudad, adelantando el pie, con ansias de pisar cuanto antes los terrenos que tan bien conoce, que tan bien domina, que tanto quiere. Y cuando vinimos a darnos cuenta, ya estaba dentro, con un triduo en la mano o con una prenda en la sacristía, con una reunión de hermanos o la organización de cualquier acto. Y acabó la Semana Santa —y antes de que acabara— y ya estaba el culo pidiéndole ladrillo maestrante, chaqueta o camisa, traje o combinación primaveral, y a ocupar sitio en la plaza y procurar ser visto por cuanta más gente, mejor.

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