Tableros europeos

Los socialistas Frederiksen (Dinamarca) y Löfvén (Suecia) no tienen nada que ver con Sánchez e Iglesias

La pugna entre los países «frugales» que desean que la UE supervise la gestión económica de las subvenciones y los países demandantes de ayudas como Italia y España, tiene trasfondos que a veces olvidamos porque las urgencias del presente conspiran contra las visiones de mayor ... perspectiva. Por ejemplo, leo que al ministro holandés Mark Rutte lo tachan de «halcón» y «ultraderechista» y nada más lejos de la realidad, porque Rutte le ganó las elecciones generales de 2017 precisamente al ultraderechista Geerd Wilders, partidario de abandonar la UE y el euro. Sin embargo, en las elecciones europeas de 2019 la ultraderecha holandesa arrasó y por eso pienso que Mark Rutte ha decidido encarnar el papel de «poli malo» en las negociaciones con España e Italia: porque de su partida en el tablero europeo dependerá su futuro político en el tablero holandés. No es difícil de entender si somos capaces de analizarlo en perspectiva.

Por otro lado, algunos partidos han trasladado al espacio europeo sus flamígeras soflamas, pensando que los ademanes y la agresividad que les funcionan en España serán igual de eficaces por Europa. ¿Qué políticos españoles han participado en campañas electorales de otros países de la UE apoyando a candidatos radicales? Sólo hay que revisar las hemerotecas para comprobar quiénes acompañaron en sus mítines a Beppe Grillo, Alexis Tsipras, Jeremy Corbyn o Jean-Luc Mélenchon. Por supuesto que cualquiera es libre de apoyar a quien quiera en cualquier lugar del planeta, pero un mínimo de prudencia aconseja no insultar y no exaltarse, no vaya a ser que ganen las elecciones los destinatarios de los insultos. Y así hemos llegado a la Cumbre de Bruselas representados por un Gobierno que tiene como vicepresidente a alguien que persuadió a Mélenchon a anunciar que si ganaba las elecciones solicitaría el ingreso de Francia a la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA).

Otro aspecto que deberíamos tomar en cuenta es que no es lo mismo ser socialdemócrata en España que en Alemania ni ser conservador en Suecia que en España. ¿Por qué dejo caer esta perogrullada? Porque uno de los países autodenominados «frugales», que se oponen a la concesión de ayudas libres de controles y compromisos, es Dinamarca, gobernado por una primera ministra socialista, Mette Frederiksen; por no hablar de Suecia, cuyo primer ministro es el sindicalista socialdemócrata Kjell Stefan Löfvén. Por lo tanto, ¿de qué «halcones» o «ultraderechistas» estamos hablando? La danesa Frederiksen y el sueco Löfvén, presidentes socialistas que nada tienen que ver con el gobierno bolivariano de Sánchez e Iglesias.

Los temores, reservas y desconfianzas que despierta el Gobierno de España en diversos países de la UE no tienen nada que ver con la «ultraderecha», sino con la incontinencia bolivariana que durante los últimos años ha desplegado por todos los tableros europeos el principal socio del PSOE.

www.fernandoiwasaki.com

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