Suscríbete a
ABC Premium

MEMORIA DE DICIEMBRE

Domicilio

Diciembre, mágico y frío domicilio de La infancia. Y esperanzador, y con esquinas de ternura y asombros

Niños juegan a tirarse bolas de nieve ICAL
Antonio García Barbeito

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Hay un tiempo —me dices— donde vive la adolescencia, y un tiempo donde vive la juventud, y un tiempo donde vive la primera imagen de la madurez. Y un tiempo donde vive la niñez, donde mejor se siente. Así me hablas, esto me dices, a ... mí, que tengo un facsímil de tus años, copia exacta, que entre tú y yo había apenas el papel carbón del aire que nos iba calcando la vida a los chiquillos que jugábamos más horas que tiene el reloj. Podría decirte, con el cariño que da la vieja amistad, aquellos versos de Whitman de «Canto a mí mismo»: «…Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti, / porque lo que yo tengo lo tienes tú…» Es cierto, casi toda la infancia la tenemos en común, porque comunes eran entonces casi todas las cosas para los niños del juego, desde el recreo a la noche que por los días de diciembre se venía encima como un chaparrón de oscuridad.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia