De Nebrija a las niñas de Cádiz
Con la reivindicación del acento recordé al gramático por ser de Andalucía, «donde la lengua no es muy pura»
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEl Teatro Cervantes de Málaga estaba a medio aforo siguiendo escrupulosamente las medidas de seguridad que sólo parecen imponerse al mundo de la cultura. Era la entrega de los Premios Max de las Artes Escénicas y se aprovechó para reivindicar que la cultura es segura ... y señalar la paradoja:que buena parte de los que estaban allí separados por dos metros de distancia habían viajado en aviones y trenes completos. Alguien dijo con ironía que era para defender la economía, pero ¿la economía de quién? Naturalmente no la de las empresas culturales.
Estas ceremonias sirven para la reivindicación y las hipérboles de cariño a familiares y amigos cuando toca un premio. Todo previsible, pero con la entrega del Premio al Espectáculo Revelación sucedió algo especial. Recibieron el galardón «Las Niñas de Cádiz», una compañía andaluza que hunde sus raíces en las piedras de la ciudad milenaria.
Al recoger el premio lanzaron un dardo certero al corazón de la cultura reivindicando el acento. Todos los acentos. Se aplaudió con emoción a pesar de que allí en el patio de butacas estaban muchos de los productores y directores que aún siguen encasillando a los actores andaluces por su acento.
Escuchando a las actrices gaditanas recordé al sevillano Elio Antonio de Nebrija, el autor de la «Gramática Castellana», que dignificó el español como primera lengua que contó con un tratado que recopilaba sus reglas, y de los portentosos compendios del «Diccionario Latino-Español» y el «Vocabulario Español-Latino». Sin duda Nebrija fue uno de nuestros grandes sabios, un incuestionable erudito humanista. ¿Qué podían achacarle? Muy sencillo, que era andaluz. Y ahí seguimos.
Fue el conquense Juan de Valdés en su «Diálogo de la lengua» quien criticó la «Gramática» y los «Vocabularios» asegurando que por ser andaluz los había hecho con tan poco cuidado que parecían escritos por burla. Y aquí introducía otros tópicos que aún padecemos:la pereza y la gracia.
Valdés no se quedó ahí sino que atacó al gramático de Lebrija por lo que consideraba errores en el diccionario atribuyéndolos a que era de Andalucía, «donde la lengua no está muy pura». Da igual que la cultura española esté llena de genios andaluces, siempre habrá algo que achacarles: el acento. Por eso la reivindicación de esas «puellae gaditanae» me recuerda que hasta lo sufrió el más sabio de nuestros sabios, el que convirtió a la lengua española en la primera de todas. Una lengua con acento, naturalmente.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete