Chaves en la Feria

—Si a los sevillanos nada más que les gusta la juerga... ¡Si hasta los jueces del Caso ERE han suspendido la vista oral para irse a la Feria!

No, los que querían irse a la Feria eran los ex presidentes de la Junta, sería para asistir a las tres mil recepciones del comienzo del festejo; y los veintitantos altos cargos empapelados, y los casi doscientos imputados.

—Pues no iban a caber todos en la misma caseta.

Ya digo que los jueces han hecho muy bien con que Chaves declare en lunes de farolillos. Pero han fallado en una cosa. Igual que denegaron las vacaciones de Feria, sí podían haber puesto la sala de vistas acorde con la fiesta: unas cadenetas de papel, unos farolillos de anuncio del Tío Pepe, unas cortinas de encajes, quizá una cornucopia antigua y una consola dorada. Y a Chaves, en vez del banquillo, tenían que haberlo sentado en una silla de enea estilo sevillano, clásica de las casetas: las pintadas en verde o en rojo con dibujos manuales de motivos de montería como de la cerámica trianera del XVIII. Y en vez de botellín de plástico de agua, del que bebió ordinariamente a morro cuando terminó de exponer su exculpación sociolaboral, le tendrían que haber puesto por delante su buena jarra de rebujito. ¿No querían permiso de Feria? Pues ahí tenéis Feria. Y en El Prado, como la antigua, antes del traslado a Los Remedios: más propio no podía ser.

No sé si por la Feria o por generosidad, el juez de los ERE ha eximido a los acusados de que tengan que seguir yendo todos los días al juicio, como quien asiste al cole. Vamos, que les ha dado vacaciones de Feria, más o menos como querían, pero sin suspensión del juicio: sólo pase de pernocta. Con lo cual, cualquier tarde se puede usted encontrar a Chaves en la Feria. Como ya es (Carmen Calvo dixit) «el ciudadano Chaves», un señor particular, no un ex presidente de la Junta inculpado, se lo puede usted encontrar por la Feria. No se le vaya a ocurrir preguntarle nada, porque está visto y demostrado que este hombre nunca sabe nada de nada. Vamos, que no se entera, Regaéra. Así que usted va por la calle Chicuelo y sin saber que es Chaves, despistado le pregunta a Chaves:

—¿Esta es la calle Pascual Márquez?

Y seguro que le responde:

—Mire usted, yo no sé nada. Eso de la calle Pascual Márquez cae fuera del ámbito de mi responsabilidad política.

—¿Y para llevar a los niños a montarse en los cacharritos voy bien por aquí?

—Tampoco sé nada. Yo en todos los asuntos de los cacharritos confío en lo que me dice mi consejero o mi consejera de Industria.

Y el preguntante despistado casi cae ya en la cuenta de con quién está hablando:

— Yo a usted lo conozco de algo... ¿Usted no sale en la tele?

—No sé nada. Todos los asuntos de la televisión los tengo encomendados a Canal Sur, y para mí que cumplen escrupulosamente la ley.

Y las consignas de tu partido, hijo, y las consignas de tu partido: de hartarse de hablar del máster de Cristina Cifuentes y del escandaloso juicio por los ERE no decir ni mijita.