Tribuna Abierta
Convivir o sinvivir
Cada vez se construyen más apartamentos y estudios para una sola persona y cada vez se ven más perros acompañando a sus dueños

No tenemos más remedio que convivir pero siempre de la mejor manera posible, si no hay que hacerse ermitaño y prescindir de los seres humanos la mayor parte del día. Yo conocí a un ermitaño que vivía solo y se dedicaba a la lectura de ... la Biblia, y de la biografía de los santos, sobre todo de los místicos. Se acostaba a las 8 de la tarde y se levantaba a las 3 o 4 de la madrugada, practicaba meditación y no se cómo repartía las horas del día. Me pidió que le buscara una casita en el campo, mejor en la montaña, y si no tenía luz no importaba. Le ofrecí la mía, que se encuentra en un valle del río Guadalhorce, y que dispone de las mínimas comodidades, y no quiso. Con los años lo entendí mejor.
Por otro lado están los solitarios que cada día abundan más y que viven solos por elección, se organizan con sus amigos, trabajo y actividades y son felices. Distintos son los solitarios a la fuerza, que son muchos también, pues la vida nos puede llevar por caminos no elegidos y esta situación es la más dura. Son los viudos-as, solteros-as a la fuerza y los divorciados.
El caso es que cada vez se construyen más apartamentos y estudios para una sola persona y cada vez se ven más perros acompañando a sus dueños.
Esto es una situación sociológica debida a los cambios de vida de los últimos 25 años más o menos. Cuando yo era joven, me acuerdo que la convivencia era fácil. Se palpaba una solidaridad, una complicidad y un espíritu de sacrificio y de renuncia entre las personas que hoy día no existe, pues ha imperado el egoísmo y el individualismo.
Televisión Española acaba de cumplir 65 años, creo, y en aquella época solo teníamos un canal en blanco y negro pero éramos felices. Ahora, con tantos canales, qué difícil es dar con un buen programa y qué efecto mas nefasto está haciendo a la sociedad con su gran influencia.
Las relaciones humanas se han deteriorado y nadie aguanta nada. La competitividad por sobrevivir es tremenda. Las familias no están unidas y no existe el diálogo. En cada habitación hay un ordenador y una televisión. Nos hemos convertido en casi mudos. La lengua se ha deteriorado y resulta que de pequeños nos hacen hablar y de mayores nos hacen callar.
Cada vez se habla menos, solo habla la tele, y si se habla, se mete la pata porque la susceptibilidad de las personas y la sensibilidad del alma están a tope. La diferencia generacional entre padres e hijos siempre ha existido y con los tiempos que corren los problemas en los hogares son enormes.
Los niños están sometidos a una sociedad de consumo y piden y necesitan mucho, y los padres no tienen el nivel adquisitivo necesario.
Por otro lado los jóvenes se enamoran y practican el sexo demasiado pronto, con lo cual los problemas familiares aumentan. El Gobierno se encarga del resto. En mi educación colegial siempre me trasmitieron que el Estado debe velar por el bienestar de los ciudadanos y últimamente parece que el Estado es el enemigo.
Tengo 73 años y nunca me ha gustado la política, y ahora menos porque no entiendo a los políticos. He vivido desde que nací la época de Franco, después vino la democracia y la UCD se hizo cargo del cambio. El PSOE se portó muy mal con el Gobierno de Suárez. Este periodo me gustó porque fueron unos señores y unos caballeros, gobernaron con equilibrio y España estaba tranquila. Después vino el socialismo y no me gustó, España se crispó mucho, se empobreció y no me pareció bien que cinco altos cargos de un Gobierno estuvieran en la cárcel. Luego vino Aznar y me gustó más porque el dinero se movió y no hubo tantos escándalos, y por último he vivido la política de Zapatero y es la que menos me ha gustado, con lo cual se concluye que si existiera la UCD yo los votaría. Esto lo he expuesto de una forma simplona, pero así de sencillo es. A Sánchez no le veo futuro y está resultando una época de inquietud y un sinvivir continuo.
Pero volviendo al presente, resulta que ya he oído por varios medios que se han disparado las ventas de antidepresivos y ansiolíticos, debido al sinvivir que reina en nuestra sociedad. Nadie está tranquilo; el que tiene por el temor de perderlo y el que no tiene por las necesidades que pasa.
La calle desde luego no es segura, la droga anda como Pedro por su casa, del paro ni hablar, los robos y asesinatos abundan como nunca, los divorcios van aumentando, los productos del campo no tienen valor. Los comercios cierran, etc.
Una recomendación: cuando estén chungos de ánimo, cojan el ordenador, métanse en Youtube y busquen ‘risas de niños’. Cuando oigan a los bebés riéndose, volverán a creer que es posible reírse de nada, hasta de la crisis. Pero para eso tiene que renacer el niño que llevamos dentro.
Con todas las circunstancias que nos rodean, sociales, económicas, morales y políticas, estamos en un sinvivir constante, y he de decirle a los políticos que su primera obligación es luchar por el bienestar de los españoles y no por el suyo. Le deseo al Gobierno que actúe con inteligencia, que actúe con honradez y honestidad, sirviendo a los españoles lo mejor que llevan dentro. En realidad son apóstoles. (Servir a los demás).
Juan Carlos Pérez-Lanzac López es farmacéutico
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