Puntadas sin hilo
El camino más corto
La estrategia del PSOE del miedo a la ultraderecha es un tiro en el pie, porque hoy por hoy la vía más segura para evitar a Vox es votar a Juanma Moreno
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Iniciar sesiónA poco más de dos meses de las elecciones autonómicas, el miedo a Vox se va perfilando como el principal argumento electoral del PSOE. El turbio pasado de la gestión socialista en Andalucía y el caótico presente del Gobierno de Sánchez achica los espacios a ... Juan Espadas, al que apenas le quedan más opciones que proclamarse mejor gestor que Moreno y apelar a la ultraderecha, cuya llegada al Gobierno andaluz anuncia como el apocalipsis. Esta argumentación, que será troncal en el discurso electoral socialista, tiene sus riesgos. En primer lugar, porque ya lo utilizó Susana Díaz en las últimas elecciones —aunque la «amenaza» era entonces menos perceptible— sin ningún resultado, ya que Vox superó con mucho sus expectativas de voto; afortunadamente, cada vez son más los andaluces que rechazan que nadie les prescriba cómo tienen que pensar. Y en segundo lugar, porque es poco serio demonizar a los extremismos cuando tu propio partido negocia con Bildu y con ERC un día sí y otro también en el Congreso de los Diputados.
Más allá de estas consideraciones políticas, en términos estrictamente demoscópicos la apuesta del PSOE por centrar su campaña en la necesidad de mantener a Vox fuera de las instituciones es pegarse un tiro en el pie. Solo hay dos caminos para evitar que la formación de Abascal y Olona entre en la Junta: que el PP saque una mayoría holgada que le permita gobernar en solitario o que el PSOEsume con lo que se acabe presentando por su izquierda más de la mitad de los escaños del Parlamento. Según la totalidad de las encuestas realizadas hasta la fecha, la primera opción es mucho más factible que la segunda. De esta forma, si alejar a Vox del Gobierno andaluz es una prioridad democrática, como repite el PSOE, es indeclinable que el camino más corto es votar a Juanma Moreno.
La posibilidad de que votantes socialistas apoyen a Moreno no es ningún disparate, y los analistas del Gobierno cuentan con ello. El desplazamiento del PSOE hacia la izquierda ha dejado el centro libre, y Moreno —su marca personal más que la del partido— ha ocupado ese espacio. A día de hoy, solo los más acérrimos votantes socialistas siguen dando pábulo al discurso de que el PP está desmantelando la sanidad o la educación pública. El Gobierno del PP y Cs ha abierto los hospitales que los socialistas cerraron y han mejorado los salarios al personal docente. Pero el PSOE se resiste a cambiar de registro e insiste en el miedo a la derecha y el pánico a la ultraderecha. Y lo hace además con un candidato al que este discurso de resistencia cívica ante «las derechas» le sienta como a un santo dos pistolas. Espadas podía haber elegido presentarse como un Juanma Moreno socialista, pero ha preferido hacerlo como un Pedro Sánchez andaluz. Pues a quien Dios se la dé, San Pero se la bendiga.
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