Suscríbete a
ABC Premium

Caídos

La nueva cruz de los caídos podemos levantarla en cualquier sitio, que en esta España no hay rincón que se salve de tener un caído

Un fotograma de la película «La caída de los dioses», de Visconti ABC
Antonio García Barbeito

Esta funcionalidad es sólo para registrados

No sé si una cruz, si un monolito, si una lápida en blanco, si una piedra con cien nombres, pero quizá tendríamos que pedir algo para dejar constancia de los nuevos caídos, caídos por el dinero ajeno, por la ambición propia, por la corrupción, por ... algún vicio, por las ansias de poder, por errores de aprendiz, por salpicaduras de algunos de su confianza… La nueva cruz —o lo que sea— de los caídos podemos levantarla en cualquier sitio, que en esta España no hay rincón que se salve de tener un caído. Muchos de ellos, ayer fueron dioses que lucieron cabeza de tulipa de flecos de lámpara antigua con un cum laude por delante; o bien en la empresa privada ocuparon cargos que eran la envidia de medio mundo; o bien alcanzaron una relevancia descomunal en la empresa pública; o bien, por cercanía con alguien, por confianza de algunos o por intereses que nunca sabremos, fueron mandamases con diez escoltas, coche oficial y diaria aparición en todos los medios de comunicación. Todo esto tiene nombre de película de Visconti de finales de los sesenta: «La caduta degli dei». Sí, la caída de los dioses.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia