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Autoridad

Un profesor no puede ni llamarle la atención a un alumno, porque el alumno, si quiere, lo empapela

La relación profesores alumnos ha cambiado con los años Ana Pérez Herrera
Antonio García Barbeito

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Antes que nada, dejemos claras las parcelas. Cuando digo autoridad no digo manta de bofetadas porque sí del agente uniformado, que casos ha habido, porque les quiso parecer o porque no les gustaba la pinta, en los que a cualquier ciudadano lo trincaban, lo ponían ... de cara a la pared, le abrían las piernas y las «preguntas» las hacían las manos grandes del agente o la porra. Deslindemos. Cuando digo autoridad no digo maestro o profesor que, por capricho o maldad mamada, la emprendía a tortas o a palmetazos con cualquier alumno. Ni al agente se le podía toser ni se le podía decir ni pío al docente. No hablo de esto. Hablo de la autoridad en su sentido etimológico, que me he ido a buscarlo y la autoridad es «una cualidad creadora del ser, así como de progreso.» La palabra autoridad tiene muchos hermanos: aumentar, auxiliar, conformar, ampliar, completar, apoyar, consolidar, enriquecer… Anular la autoridad es anular también todo esto.

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