Un respiro

Será todo esto, o será mi debilidad como partidario de la institución, pero lo he preguntado a muchos amigos y todos me han dado una respuesta afirmativa:

-¿Tú no crees que no ha habido una segunda oleada republicana, que le han dado un respiro a los ataques a la Monarquía que hicieron que incluso el vicepresidente y los ministros de su cuerda, cosa insólita, se declarasen contra los principios constitucionales que los tienen apalancados en el poder, mientras el Gobierno como tal no los desaprobaba?

-Pues sí, parece que han dado ese respiro. Y si vas a escribir de esto, no se te olvide decir que Sánchez será todo que queramos que sea, pero que en este caso ha estado muy bien, al salir al paso de estas veleidades tricolores y afirmar que la Monarquía forma parte del Estado Constitucional en el que vivimos.

En el peor de los casos, hemos pasado de los ataques a las personas reales al silencio sobre la institución monárquica. Abu Dabi ha sido mano de santo para que se aplaque la tormenta que me hizo preguntarme un día:

-¿Dónde están ahora los que se proclamaban ostentosamente juancarlistas?

Todos callados, y mordiendo el anzuelo de un policía corrupto y una pelandusca de lujo, y, de paso, ignorando la Historia, y culpando a un Rey que no ha sido hasta ahora formalmente imputado de nada, y que, en el peor de los casos, trataríase de dinero particular de los moros ricos, no caudales públicos de todos, como el caso de los ERE, de los que mira cómo no hablan. Yo he echado de menos, aparte de escritos de firmas colectivas de antiguos ministros de la Corona de Don Juan Carlos, como Alfonso Guerra o Soledad Becerril, que tanto juancarlista que decían ellos que había en España hubieran salido en defensa de su Rey y no hubieran dejado correr tantas ofensas.

Carmen Calvo ha anunciado que la Ley de Memoria Histórica será sustituida y ampliada por la Ley de Memoria Democrática. Espero que esa ley sea aplicada inmediatamente a Don Juan Carlos, para que dejemos la memoria en su sitio del «motor del cambio» de la dictadura a la democracia: el que renunció a todos los poderes absolutos que había recibido de Franco y devolvió al pueblo la soberanía con la monarquía parlamentaria. Si hay memoria democrática es porque esa democracia la trajeron Don Juan Carlos y la monarquía, aunque ahora no se reconozca su obra, y me lo dejen a la altura de Fernando VII, pero sin paletó. Y al final, pero no lo último, el tacto y la labor ejemplar y estrictamente constitucional de Don Felipe VI. No sé cómo no hay ya tantos «felipistas» como juancarlistas antes. Será porque el adjetivo, ay, se lo pisó González. Los que se decían juancarlistas deberían ahora proclamarse felipistas de Don Felipe VI y de la Corona, únicos asideros seguros y firmes que nos quedan en estos inciertos y mal llamados años V.E.R.D.E.