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Un milagro de Mañara

Mientras que el virus se cebaba en las residencias de mayores, en La Caridad no se ha dado un solo caso de Covid

Antonio Burgos

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No sé qué pasa en Roma, pero hace décadas que está atascada la causa de beatificación del venerable siervo de Dios don Miguel Mañara y Vicentelo de Leca, fundador del Hospital de la Santa Caridad, que dejó todas sus riquezas y honores mundanos para servir ... a «nuestros amos y señores los pobres». Y que nos legó dos maravillas: un singularísimo monumento cual la iglesia del Señor San Jorge y su retablo y sus Valdés Leal de las postrimerías, aparte de su riquísimo patrimonio artístico, y la obra social, diríamos hoy, de acoger en su asilo a los desvalidos y ofrecerles la que todos consideran su casa. Dicen que Mañara no es ya santo, como debería, por culpa de la falsa leyenda que lo identifica intencionada y equivocadamente con Don Juan Tenorio. Lo cual, de ser cierto, tendría mucho mayor mérito, en vez de impedimento. Tiene mucho más mérito llegar a santo habiendo sido un granujón, y entregarse luego al prójimo de esa manera, y socorrer a los pobres y desvalidos, y revitalizar una institución como la Hermandad de la Santa Caridad, que se dedicaba a recoger y dar sepultura a los ahogados en el río. Por todo eso, soy muy partidario de Mañara, símbolo de toda una Sevilla, creador de una institución como La Caridad que más nuestra no puede ser.

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