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EL RECUADRO

Adiós a mayo con cruces

Mayo acaba como siempre lo fue en Sevilla: con las cruces infantiles por las calles

Antonio Burgos

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Está cayendo la tarde. El pavimento de las aceras está tan poco cuidado en el barrio por el Ayuntamiento que al final la tarde se acaba siempre cayendo, y tiene que irse a urgencias, dejando su sitio a la noche. (Lo anterior es broma y ... guasa sevillana de pata negra.) Está atardeciendo y de pronto, lejano, se oye un sonido de tambores que se va acercando muy lentamente, no se sabe por qué calles. Se hace el sonido de tambores al rato perceptible con una banda de música y se empieza a escuchar como un jirón de Semana Santa, una marcha muy conocida y tocada: «A ti, Manuel». Llega un patrullero de la Policía Local que corta la circulación en las esquinas que veo desde el balcón. La música cada vez está más cercana. Hasta que salgo y veo un revuelo clásico: viene una cruz de mayo. Una gran cruz de mayo, llena de chiquillos de varios colegios, por el niqui de uniforme que llevan. Van delante los que portan una cruz de guía, muy serios. Son parejas nombradas en la cruz de mayo del colegio, claro, tienen que estar orgullosos. Y después, algo sevillanísimo: las niñas vestidas de flamenca, con velas en las manos. Pienso que antes que llegaran las mujeres nazarenas, las niñas vestidas de flamenca en las cruces de mayo fueron una avanzadilla en la conquista de la igualdad de género en los cuerpos de hermanos de las cofradías. Niños y niñas en las cruces de mayo.

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