La Alberca
Las leyes de la Feria
El Gobierno ha dejado tirados a los currantes de las ferias dos veces: en la pandemia y con la reforma laboral
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Iniciar sesiónEl populismo español, que está compuesto por personas que tienen su vida laboral sin estrenar fuera de la política —Montero, Iglesias, Rufián y compañía—, ha puesto en peligro de extinción la Feria de Abril con el pretexto de que en las casetas se «esclaviza» a ... los trabajadores. Estos iluminados denuncian que las jornadas feriales son de 14 horas y que la nueva reforma laboral prohíbe terminantemente esa práctica. Y para que la sensación de abuso quede mejor ilustrada aseguran que estas peonadas infinitas se pagan a 80 euros el día. Es decir, los camareros que trabajan en la Feria apenas cobran 500 euros por semejante palizón. En realidad todo es absolutamente mentira y en Sevilla lo sabemos, pero la pandereta de esta gente suena fuera de aquí como un acto heroico contra la esclavitud moderna. Los empresarios de hostelería de feria han avisado de que no trabajarán si esta normativa no se modifica, pero para ellos también tienen un argumento: son fascistas.
La cantidad de bulos y distorsiones que los enemigos de la verdad están soltando sólo se combate con una descripción sencilla de la realidad, así que este párrafo estará exento de opinión para dar espacio a la información. Primer dato: el 60 por ciento de los empresarios hosteleros que gestionan casetas en la Feria de Sevilla son de la localidad sevillana del Palmar de Troya. Se trata de familias muy trabajadoras que gestionan casetas con escasa ayuda externa. Es decir, el padre tiene una pequeña empresa y el resto de miembros de la casa se van dando de alta de manera estacional para trabajar de cocineros y camareros. Con este modelo, que se repite en casi un millar de casos, los caseteros pueden obtener ingresos suficientes durante la época de las ferias para vivir todo el año. Sin embargo, durante la pandemia reclamaron ayudas al Gobierno por la suspensión de las ferias. El alcalde del Palmar, que es del PSOE, fue de los que más alto habló. Pero el desprecio ha sido absoluto. Y dos años después, cuando por fin vuelven a respirar, les han cambiado la norma para que tengan que doblar turnos de trabajo. Ya no pueden autogestionarse con los suyos, necesitan camareros de fuera, doblar costes y perder las condiciones que hasta ahora les hacían rentable trabajar en condiciones tan duras. Pero hay también otro tipo de camareros en la Feria que todos los sevillanos conocemos: los que piden trabajarla para ganar dinero en poco tiempo. Muchos profesionales de la hostelería piden vacaciones en los bares donde trabajan para meterse en una caseta y ganar el sueldo de un mes en una semana, mejorando así sus ingresos. Estas son las leyes de Sevilla desde que se inventó hace casi dos siglos. Ha habido abusos de caseteros que no dan de alta a camareros, de falta de controles sanitarios o de engaños a Hacienda, claro que sí, pero son excepciones que están bien controladas actualmente.
Conclusión: los argumentos de la podemia son pura demagogia. Pero esto es lo que pasa cuando quienes no han trabajado nunca quieren defender a los trabajadores.
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