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Adiós pajaritos

Y al final resultó que sí había un problema en las fronteras

Luis Ventoso

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Una vez cumplida su obsesión egotista de pernoctar en La Moncloa a cualquier precio, el presidente no votado Sánchez se dio cuenta de que al final iba a seguir pandando con la sombra del viejo Mariano, pues el corsé de la UE no permite perpetrar ... grandes chifladuras contables. En lo esencial, que son las lentejas, Sánchez ha tenido que apechugar con los presupuestos de Rajoy e incluso con su reforma laboral y su techo de gasto. También ha aparcado su impuestazo -al menos por ahora-, una vez recibida la colleja de cordura que le han aplicado los clásicos del Ibex. La vaca no da más leche, por mucho que apretujemos sus ubres. No se puede hacer mucha más política social en un país que en realidad disfruta de un Estado del bienestar muy por encima de sus posibilidades (como acreditan una deuda pública del 99% del PIB, unas pensiones que ya se pagan a crédito y una sanidad tan estupenda... como insostenible sin reformas). Al percatarse de que con 84 diputados y una pandilla de hooligans antiespañoles como socios es imposible gobernar, Sánchez concluyó que su única salida era convertir la Moncloa en un reality show y el consejo de ministros en una teletienda. Si no puedo hacer leyes, haré gestos, fotos de instagramer púber y gloriosos guiños de progresismo marketiniano.

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