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LA ALBERCA

Adelanto electoral por atraso social

El subdesarrollo ha sido el negocio político más rentable en Andalucía, donde no se protesta

Alberto García Reyes

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Andalucía, la que divierte, grabado a fuego lleva un puñal... Cuando Pepe Suero cantó aquel adagio en esos tiempos en los que Salvador Távora lanzaba su «Quejío» teatral en pro de la conciencia social de su tierra, Francisco Moreno Galván le escribió a José Menese ... una seguiriya por la que no ha pasado el tiempo: «Qué dolor de pueblo, / lo que ha soportao: / golpes y golpes y más golpecitos / en el mismo lao». Casi medio siglo después de aquella subversión cultural que reclamaba progreso para el paraíso, quienes entonces no habíamos nacido siquiera seguimos teniendo la misma amargura en el paladar. Andalucía es el órgano más golpeado de España. Y aquí seguimos aguantando, con una fortaleza inexpugnable, la miseria que nos devasta como sociedad de progreso. El subdesarrollo ha sido el negocio político más rentable de la historia en el Sur de Europa, donde el clientelismo subsidiado se ha convertido en un rito de apariencia ancestral que ha permitido al gobierno socialista perpetuarse «sine die». Porque hay dos maneras de someter a un pueblo: por la fuerza del poderoso o por la debilidad del sometido. Por el puño que marchita la rosa o por el estómago vacío que recibe el puñetazo. El informe de la Unión Europea que nos sitúa en el vagón de cola del continente lo confirma: somos una región bananera, sin oportunidades, con el peor sistema educativo de nuestro entorno y sin tejido industrial. De hecho, la mayor inversión que la Junta ha hecho en las últimas dos décadas ha ido destinada a cerrar las pocas empresas que teníamos, una estrategia infame que además se adobó con el aliño ignominioso de la corrupción.

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