DE RABIA Y MIEL
El sol es una idea
Abuelo, ¿por qué no deja que lo miremos de frente, por qué nos ataca a los ojos? ¿Es tímido? ¿Es malo?
El calor trae el color, potencia todo a su alrededor con sus llamaradas celestiales. Sudar es hidratar a la vida, por eso cuando lo hacemos hedimos a muerto. El tiempo ha vuelto a dejar suelto al sol, desbocado, propagando su berrinche, arrasando con las nubes, ... proyectándose en el espejo opaco de nuestras pieles. El amarillo rabioso de los rayos dispara sin piedad contra todo lo que se mueve. Ciega, porque se siente tan protagonista que no quiere ser visto.
Abuelo, ¿por qué el sol no deja que lo miremos de frente, por qué nos ataca a los ojos? ¿Es tímido? ¿Es malo? ¿Se esconde de algo? Laurita, las cosas radiantes a veces son invisibles, se agazapan en su luz. Es la forma que tienen de protegerse, de guardarse algo de ellas para ellas. Su alma, sus secretos. Pero, yayo, ¿el sol tiene secretos? Claro, claro que los tiene, pero no se los cuenta al día. Todo lo que se precia, lo que vale la pena, reserva un hueco de intimidad en su espíritu. ¿Y qué es la intimidad? La guarida del misterio, el sitio donde almacenamos las verdades y las mentiras que nos hacen especiales de cara a los demás. Todos necesitamos llevar signos de interrogación sobre nosotros. Lo que callamos es lo que nos da profundidad. Y el encanto siempre está en lo que desconocemos.
No te entiendo, abuelito, estás diciendo cosas muy raras. ¿Tú crees que el sol piensa? Sin duda. Es más, el sol es una idea, la más grande. Una bombilla eterna que alumbra. El balón de reglamento de los dioses. ¿Y en qué piensa? Y dale, pues no sé, en sus cosas. Lo que sí sé es que se aburre, sobre todo en esta época en la que tiene turno completo como vigilante de las alturas. La gente le huye, lo maldice, resopla. Él solo hace su trabajo, es un mandado de la naturaleza. Ahora nadie lo valora como cuando aparece por sorpresa y desafía al frío, nadie lo reclama para dopar sus energías. Lo dan por hecho, y a él no le parece mal, nunca buscó los aplausos, solo la paz.
Pero es un poco pesado, eh. Da mucho la lata, mamá dice que pega muy fuerte. Sí, es verdad. El sol, como todo el que tiene algo que decir, es peligroso. Por ejemplo, para la gente del campo o para los que no tienen aire acondicionado donde meterse, que los hay, Laurita. Pero el sol es de esas cosas únicas que engendran en su castigo un arsenal de placeres. Piénsalo, sin los mordiscos furibundos del astro que comanda los veranos no habría sombras, ni piscinas creando ese cóctel imbatible del césped, el cloro y la crema. Tampoco habría Magnums ni cartas del Uno, ni ese gazpacho fresquito que te pinta el bigote del naranja que sucede al amarillo. De ese color que es el mismo que utiliza nuestro amigo para reconciliarse con nosotros mientras se despide. Sin él, sin su ímpetu, no valorarías esta brisa que nos está dando ahora mismo. ¿Y es verdad que sale con la luna? Yo creo que algo tienen, pero calla ya un ratito. Ahora siempre que lo vea me acordaré de ti. Y yo de ti, que eres un sol. ¿Y por qué se dice lo de 'eres un sol'? Shhh, venga a ducharte.
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