A los payasos

El motivo de esta polémica es que la Junta ha firmado un convenio para llevar el testimonio directo de las víctimas de ETA a las aulas andaluzas. Esto, por lo visto, molestó muy mucho a la Confederación Andaluza de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos por la educación pública (Codapa), al sindicato de profesores Ustea, a Iniciativa del Pueblo Andaluz y al AMPA de San Isidoro, instituto en el que Teresa Jiménez-Becerril impartió una charla en la víspera del aniversario del asesinato de su hermano Alberto y su cuñada Ascen.

Los argumentos que esgrimieron los colectivos contrarios a esta iniciativa fueron que aquello no era más que un «intento de adoctrinamiento», fruto de «intereses partidistas», que «abordaba una temática muy concreta», que traía más a cuenta hablar de conflictos actuales como el de Palestina o Ucrania. Ajá. Muy sólido todo.

Es muy normal rasgarse las vestiduras porque en el Día Escolar de la No Violencia y la Paz, repito, de la No Violencia y la Paz, se hable en los colegios de una panda de terroristas desalmados que arrebataban vidas inocentes sembrando miedo y terror, sin importarles dejar huérfanos por el camino. Y no, no lo hacían en la franja de Gaza o en Mariúpol, es cierto, sus fechorías las perpetraban bien cerquita.

Sin ir más lejos, a escasos metros de ese instituto donde tanto les molestó que la hermana y la cuñada de las víctimas diera la conferencia; en el callejón Don Remondo. Pero esto va a más, porque la guinda del pastel de este argumentario cojo y, sí que sí, partidista, consistía en decir que hace 11 años que se disolvió la banda, que no viene a cuento hablar de ello. Pues miren, activistas de pacotilla y politicuchos remontados, eso van ustedes y se lo dicen a los que siguen haciendo homenajes a criminales o a los payasos de la tele vasca que se graban vídeos pidiendo la excarcelación de los presos. ¿O acaso ese no es el culmen del adoctrinamiento?

Me fascina esta gente que te habla del régimen franquista como si hubiera sido ayer y de hace una década como si hubiera pasado un siglo, los mismos que tragan sin masticar lo del terrorismo bueno y malo o la patraña del hombre de paz. Los hechos son historia, y la historia ha de ser estudiada y conocida. Toda. Querer quebrar la memoria es romper la cadera de la dignidad y el tobillo del sentido común.

Pero claro, qué vamos a decir, si estamos viendo en directo como se reescribe algo que ocurrió en octubre de 2017. Luego no nos extrañemos cuando salgan vídeos virales de Tik Tok en los que los chaveas no saben responder quién es Miguel Ángel Blanco, si desconocen que Alberto y Ascen fueron tiroteados a los pies de la Giralda una noche que iban a tomar algo con sus amigos, que su ciudad, su pueblo, se reveló el día que asesinaron al Doctor Cariñanos. Bien por la Junta, los otros, que hablen con los payasos.