Sevilla al día
El 'Hasta nunca' de Calamaro
En el argentino hay más transgresión y más punk que en toda la discografía de Los Chikos del Maíz
Sevilla
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Iniciar sesiónEl pasado domingo en Cali Andrés Calamaro abandonó el escenario del Arena de Cañaveralejo, un recinto que hasta hace poco era Plaza de Toros con los mismos apellidos. Corría el momento culmen del concierto, con los primeros compases de la célebre 'Flaca', cuando el ... argentino, motivado por el contexto y empujado por su confesa pasión, decidió brindar su tema estrella a «todos los toreros, banderilleros, ganaderos y aficionados que se quedan sin trabajo. ¿Por qué votaron por eso, por qué los dejaron en la calle?», espetó en su dedicatoria que, como todas las que merecen la pena y escapan de la ofrenda ñoña y vana, iba cargada de reivindicación. Porque no hay mayor muestra de amor hacia algo que defenderlo a contracorriente, a viva voz, enfrentando al monstruo de lo impopular.
Aquella proclama del artista le sentó fatal a un público colombiano que la emprendió a chiflidos contra el artista al tiempo que sonaban de fondo los legendarios y geniales versos: «No me claves tus puñales por la espalda, tan profundos, no me duelen, no me hacen mal». Si los asistentes se contrariaron y mostraron su rechazo, Calamaro, frente por frente con el astado del rechazo, decidió doblar su muleta imaginaria y su apuesta y componer un sereno, pero decidido desplante: «Lo siento, están cancelados, están bloqueados. Hasta nunca». Y dio la espantá, como un diestro incomprendido que se niega a explicar los caprichos del duende, consciente de que acababa de ponerse en el centro de un disparadero al que no parecía temer. El arte de verdad nunca tiene miedo.
Están los que tachan al Rodríguez de poco profesional, de provocador, de niñato. Los que afirman que se lo podría haber ahorrado, que no venía a cuento, que ha sido devorado por el personaje. Figuran, y estos son los que me resultan más graciosos, los que patalean argumentando que habían pagado por escuchar sus canciones, no sus ideas. Como si las canciones, al menos las buenas, no fueran ideas vestidas de gala. Quién les asegura a todos estos intransigentes que esa letra que cantan a pleno pulmón y que forma parte de sus biografías no está inspirada en las muñecas de Curro Romero, en la barbilla hundida en el pecho de Morante. ¿Por eso se van a privar de escuchar lo que les gusta?
Odio eterno a esta modernidad blandurria en la que los que van de tolerantes y alternativos son los más sectarios y talibanes, en la que los que se derriten hablando de minorías o pontificando con la salud mental luego actúan como abusones con quien ose desafiar la puñetera corrección política. Y honor, mucho honor, a los artistas que se mojan, que se desmarcan de las poses falsunas sabiendo que serán ajusticiados en el pelotón de fusilamiento de las redes. En el 'Hasta nunca' de Calamaro hay más transgresión y más punk que en toda la discografía de Los Chikos del Maíz.
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